tag:blogger.com,1999:blog-88811885219696971922024-03-19T04:18:28.799+01:00Retazos de miLau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.comBlogger80125tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-89857060929159408422016-07-18T00:02:00.000+02:002016-07-18T00:02:07.488+02:00Capitulo 01<div class="MsoNoSpacing">
La noche en que murió mi madre, fue la noche más triste
de mi vida. Mis hermanos permanecían en silencio mientras mi padre miraba la
urna vacía que simbolizaba su cuerpo. Y estaba vacía porque nada habían podido
salvar de ella, ni un cabello, ni un trozo de su vestido dorado... nada. El
fuego la había consumido junto al granero a las afueras de Amnagua y era
imposible distinguir qué cenizas eran de ella y cuáles los papeles, pergaminos,
libros, maderas o utensilios viejos que allí guardaban.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
"La bruja loca" la llamaban los campesinos,
porque siempre estaba ahí metida practicando magia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Madre era una innata, llevaba la magia dentro y, aunque
hacía muchos años que la controlaba, tenía su límite. Nunca consiguió dominar
la última esfera de poder y aquello la frustraba, por lo que practicaba en
secreto aun cuando le había prometido a padre dejar de hacerlo. Aquello fue su
perdición, pues cuando no se controla el poder de la urdimbre y se juega a ser
dios, suceden desgracias.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Aquella noche escuché el lamento reprimido de padre y los
susurros tranquilizadores de los que habían acudido a casa a dar el pésame.
Sentí la impotencia de no poder hacer nada mientras veía pasar a decenas de
personas que ni si quiera conocía e intentaban sacar a mi padre de aquel trance
en el que se había sumido. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Por aquel entonces no lo sabía, pero mis padres habían
enlazado sus vidas a través del vínculo elfico y ahora, al romperse tras la
muerte de madre, padre estaba destrozado por dentro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Cerré los ojos e intenté recordar el rostro cansado de mi
madre, su melena cobriza, sus ojos color miel, la sonrisa dulce que siempre me
regalaba al arroparme por las noches... Escuché un último "lo siento"
y una puerta cerrarse, y al abrir los ojos ya no había nadie en casa, todos los
vecinos y amigos de la familia se habían marchado y nos habíamos quedado mis
dos hermanos, padre y yo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Pero aquel silencio fue peor incluso que las miles de
palabras de consuelo que habíamos recibido durante todo el día. Aquel silencio
representaba el vacío que se había hecho paso en la familia. Lor'lon y
D'erelath se pusieron a recoger el desorden que tantas visitas habían provocado
mientras yo miraba a mi padre a través de la barandilla de las escaleras que
subían al segundo piso. Allí, sentada en los escalones no podía comprender su
dolor, pues era demasiado diferente al mío, pero era su hija y debía intentar
hacer algo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Bajé los peldaños de las escaleras, me acerqué a él y me
coloqué a su lado, mirando también la urna donde se suponía que debería de estar
ella... Allí fue donde descubrí que todo el cuerpo de mi padre temblaba en un
sutil movimiento, seguramente por el esfuerzo que estaría haciendo para no
derrumbarse. Así que comprendí que nada podía hacer, cerré mis pequeños ojos
azules, tomé su mano y me quedé en silencio hasta que su cuerpo dejó de
temblar.</div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Un año después, la marca en la frente empezó a hacerse
visible, justo el día en que cumplí mi primera década de edad. Al principio
sólo era una leve sombra que mi padre atribuyó a la falta de protección durante
mis excursiones bajo el sol, pero con los años se fue acentuando hasta hacerse
totalmente visible. Cuando su paciencia se terminó me llevó al sacerdote que me
había estado tratando toda mi vida, pues desde mi nacimiento había sido una
niña frágil. Él, amable y cariñoso como siempre, me examinó el rostro haciendo
mil preguntas, observando la sombra extrañas que día a día iba tomando formas
finas bien trazadas, como un dibujo perfecto puesto adrede. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Daelet, el sacerdote, estuvo largas estaciones
consultando libros, midiendo el dibujo que se hacía cada vez más claro en mi
piel y adquiría un tono azulado oscuro. Al principio sus expresiones pasaban de
la frustración a la confusión, una y otra vez, descartando cada vez más libros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Cuando sus conocimientos no lograron descifrar lo que me
sucedía, decidió contactar con un amigo suyo. Vivía a bastante distancia y
tardaría al menos una dekhana en llegar a la ciudad, así que durante ese tiempo
me limité a ayudar a mi padre en su puesto del mercado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
El no dejaba de darme directrices de cómo colocar las
frutas y hortalizas que venderíamos aquel día y yo intentaba seguir sus ordenes
lo mejor que podía pero algo llamó mi atención con una fuerza irrefrenable,
unos ojos azules clavados en mí. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing">
Al mirarle, aquel desconocido sonrió amable sin perder
detalle de mis movimientos. Se quedó todo el día sentado en uno de los bancos,
observándome. Era un elfo extraño, parecía como si nadie más se diese cuenta de
que estaba allí, la gente pasaba por su lado y ni si quiera le prestaban
atención, era como si yo fuese la única que podía verle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Cuando el mercado comenzó a vaciarse y mi padre se puso a
recoger, me fui al gran puente de la ciudad a observar las estrellas y
esperarle, pero o fue mi padre el que acudió primero, sino aquel extraño elfo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Nuestra conversación fue corta, su voz era cálida y
profunda, su mirada tranquila y su sonrisa sincera. Preguntó mi nombre, quiso
saber sobre el mercado y nuestro puesto de frutas y preguntó sobre la marca
sombreada en mi frente. Sonrió misterioso cuando no le supe dar una respuesta
y, aunque estuvo unos segundos en silencio observándolo, no dijo más al
respecto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Le caí bien, me dijo, y me regaló un libro extraño del
tamaño de mis manos juntas. Estaba forrado en cuero de arce, con un cerrojo
bañado en bronce que brillaba según le daba la luz, no había ningún título en
la tapa ni nada que dijese sobre qué trataba el texto. Dijo que me lo daba
porque él ya no iba a utilizarlo y estaba esperando al indicado para cederlo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Antes de irse me sonrió con cariño, miró el libro y dijo
en perfecto elfico: <i>“úsalo bien”.</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
Esa noche abrí el cerrojo en la oscuridad de mi
habitación y observé con curiosidad las primeras líneas: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing">
<i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La magia. Sí, ya sé que crees
saber qué es y cómo funciona. Te equivocas… Piensas que la magia es una
herramienta, como un martillo, algo que puedes coger cuando te hace falta,
usarlo un rato y dejarlo otra vez cuando has terminado. Pero no. La magia es un
ser vivo; una parte de la Dama de los misterios…</span></i><o:p></o:p></div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-9552669289088583842015-11-18T10:29:00.003+01:002015-11-18T10:29:43.582+01:00Capitulo 05. Futuro<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Poco tiempo pasó tras la
victoria en Hl’uzhar, las heridas de Durmas fueron sanando y su cuerpo volvió a
recuperar la fuerza, el ímpetu y la determinación. Su visión, latente en su
alma cada día, le había dado un nuevo sentido a su vida, se sentía más seguro,
más decidido y con una fuerza interior increíble.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Jarred había escuchado atónito
la historia de su hijo. Mientras Durmas explicaba con detalle cada milímetro de
su sueño, Jarred podía ver cómo un brillo bélico crecía en los ojos de su
primogénito. Y no fue el único que le escuchó. El señor de la guerra se había
tomado muy en serio lo de incluir al joven en sus filas, quizá fue por eso que
el destino había llevado a un sacerdote tempusita hasta aquella ciudad, en
viaje de peregrinación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Willem, un humano ya entrado
en años que había decidido utilizar lo que le restaba de vida viajando por el
mundo propagando la fe del señor de la batalla, y que ni en sus más profundos
sueños hubiese imaginado encontrarse allí a un elegido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Lo acogió bajo su tutela y, a
pesar de la poca predisposición de Jarred, juntos abandonaron las tierras de
Belborp.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Estaré bien, padre. Siempre has deseado
que encontrase mi camino y ahora por fin lo he hecho.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Lo sé hijo, es sólo que pensaba que lo
encontrarías aquí…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Volveré para que estés orgulloso y veas en
qué me he convertido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ya estoy orgulloso Durmas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El abrazo de despedida quedó
grabado en las mentes de padre e hijo. Pasarían mucho años hasta que volvieran
a verse, muchos y largos años, cuando Durmas ya fuese más que adulto y su padre
a penas pudiese dedicarle un suspiro más al mundo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero eso es otra historia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los años junto a Willen
pasaron raudos, sus enseñanzas fueron intensas, profundas y sacrificadas.
Durmas tuvo que asimilar muchas cosas, aprender a luchar como un Tempusita, a
hablar como un Tempusita, a moverse como un Tempusita.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Marcharon de pueblo en pueblo
propagando juntos la fé que, poco a poco, se acomodaba con tranquilidad en el
alma de Durmas y , con el tiempo, fue él el que llevaba la voz cantante y
dejaba al viejo sacerdote en un segundo plano.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Quizá fue por ese ímpetu, por
esa iniciativa, que Willem decidió compartir con él las plegarias sagradas que
conectaban directamente con su fe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Le enseñó qué decir, cómo
decirlo y cuándo decirlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si Tempus te cree digno, te responderá.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y qué sucederá cuando lo haga?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Eso es algo que tienes que ver por ti
mismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y no tardó en verlo, pues tras
pocas dekhanas de rezos, de plegarias y de meditaciones, obtuvo la primera
respuesta. Tempus le había rozado, le había dado un camino a seguir y ahora
correspondía su fidelidad y confianza. Durmas ya no volvería a ser el guerrero,
se convertiría en sacerdote, en clérigo… sería la nueva voz y los nuevos oídos
del Martillo de Enemigos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al comienzo del vigésimo
invierno que los ojos de Durmas habían visto, llegó el momento de la despedida.
Los pasos de ambos sacerdotes habían llegado hasta la frontera de Puerta de
Baldur. Allí, cuando el sol estaba en lo más alto, Willem se giró hacia su
joven aprendiz y le sonrió por última vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La hora ha llegado, he aquí donde nuestros
caminos deben separarse joven Durmas. La fe en ti es fuerte pero todo sacerdote
ha de encontrar su lugar y su dominio. Puerta de Baldur es mi hogar, la vida se
me escapa y aquí elijo terminarla. ¿Sabes ya dónde buscarás tu gran batalla?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Lo sé, maestro. Muchas historias he oído
de las tierras de Amn durante nuestros viajes. Allí viajaré y comenzaré mi
voto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Amn es una tierra peligrosa y traicionera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Entonces es el mejor lugar para mí,
maestro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mientras el barco del puerto
de Puerta de Baldur zarpaba, y Durmas le dedicaba un último adiós a su
marchitado maestro, sintió por primera vez lástima por él. Los años habían sido
largos y crueles, en sus ojos se veía la desgracia de haber llegado a anciano
pues, como buen Tempusita, hubiese deseado morir en batalla antes que ser
condenado por las arrugas, la enfermedad y la debilidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al mirar hacia el océano,
Durmas sintió una nueva energía en su cuerpo. ¿Qué proezas le esperaban allí en
la ciudad de destino, Athkalta?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Eso, pensó mientras sonreía,
sólo Tempus lo sabía.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-35754891848431176542015-10-30T10:48:00.000+01:002015-10-30T10:48:53.337+01:00Capitulo 04. Elegido<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“Levántate”</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El dolor en la cabeza y en el
pecho era espantoso, sentía como si todos los huesos se hubiesen resquebrajado
y cientos de astillas vagasen libres por mi interior desgarrando todo lo que
encontraban.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“Levántate”</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Aquella voz espectral llegó a
mí como un susurro siniestro, un susurro que entró en mi cuerpo y lo recorrió
sanando mis heridas. Abrí los ojos y observé mi alrededor desde el suelo. La
nada me rodeaba, kilómetros y kilómetros de desierto rocoso con algunas mesetas
de extrañas formas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGP_eRlgrjEw9Om1n3g_8wqlpxbHikT6L80Yj9-g2wWTukSGHNPoSYvypf7qRjbSj8bTOVtfWtbVrIE3SvfhYGU_BNTz07HZrMidoPsWn8oWdKqHqZ1Y7cAdYDkFhnIZ0YS4yI-0xmrNU/s1600/namib-time-lapse.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGP_eRlgrjEw9Om1n3g_8wqlpxbHikT6L80Yj9-g2wWTukSGHNPoSYvypf7qRjbSj8bTOVtfWtbVrIE3SvfhYGU_BNTz07HZrMidoPsWn8oWdKqHqZ1Y7cAdYDkFhnIZ0YS4yI-0xmrNU/s400/namib-time-lapse.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“¡Levántate!”</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En esa ocasión el susurro fue
más una orden, mi cuerpo reaccionó y me incorporé de un salto, mirando al frente
con la esperanza de encontrar a la criatura que me hablaba mentalmente. Sentía
el eco de aquella palabra perderse en el infinito pero sabía que sólo estaba en
mi interior. Giré sobre mí mismo un par de veces y avancé sin rumbo buscando…
algo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero allí no había nada, sólo
un mar de arenilla y roca que se desplegaba hasta más allá de donde mis ojos
alcanzaban en todas direcciones.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Dónde estoy? – me atreví a preguntar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“En su dominio”</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y eso qué significa?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El silencio me impacientó y
seguí caminando sorteando piedras puntiagudas y escalando algunas formas
rocosas hasta llegar a lo alto de una meseta donde tuve una mejor vista. Y lo
que vi atravesó con fuerza mi alma y mi espíritu.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La guerra que había librado
junto a mi padre en las puertas de Hl’uzhar era un juego de niños comparado con
lo que allí había. Una encarnizada batalla donde el color predominante era el
rojo carmesí, que bañaba todo lo que tocaba a su paso tiñendo el horizonte. Una
y otra vez los combatientes caían derrotados, volvían a levantarse y al hacerlo embestían contra los
que, segundos antes, eran sus aliados. Una y otra vez la lealtad era
quebrantada. No existía fidelidad en tan encarnizado enfrentamiento.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Intenté apartar mis ojos de la
cruenta pelea y busqué en el firmamento alguna otra cosa. Lo único que se veía
era desierto, pero si se afinaba la mirada se distinguía en la lejanía una
torre roja que se alzaba victoriosa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Dónde demonios estoy…?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“En su domino”</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¿Y eso qué significa?! – me giré buscando
la voz, enojado por tanto misterio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sólo entonces comenzaron a
formarse dos figuras que ascendían por la meseta, por el mismo camino que yo
había tomado. La primera era un fornido elfo vestido con piezas de cuero
manchadas de sangre, sus ojos brillaban con el conocimiento de siglos y su piel
estaba llena de cicatrices. En su cinto yacían silenciosos dos estoques y en su
espalda otros dos vibraban impacientes por ser desenfundados.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La segunda figura era un
hombre gigantesco ataviado con armadura completa mellada y llena de sangre,
seguramente debido a los miles de combates. En su mano portaba una gran hacha y
la sangre corría por su filo goteando hasta el suelo. Sus brazos y sus piernas
mostraban diversas heridas que lucía orgulloso y su rostro estaba cubierto por
un casco cerrado. El inmenso humano se acercó hasta mi altura y señaló la
batalla con el hacha. Yo volví a escuchar la voz en mi cabeza, y ahora que los
tenía delante supe que el que hablaba era el elfo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>"Durmas,
hijo de Jarred, éste es su domino. La guerra, la sangre, la muerte. El honor de
vencer en cada victoria sólo lo saborean aquellos que lo merecen"</i> – el humano cerró
el puño frente a mi cara – <i>"el resto son aplastados."</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Tú…? ¡¿Vos…?!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De pronto me di cuenta de lo
que estaba pasando, no podía explicarlo pero era tan real como mis dieciséis
años vividos. Miré a aquel inmenso humano parado frente a mí, con su gran puño metálico cerrado frente a mis ojos... El martillo de enemigos, el señor de la batalla, el Dios de la
Guerra se alzaba magnánime frente a mí. Hinqué la rodilla en el suelo y agaché
la cabeza mostrando todo el respeto que un Dios merecía, recordando sólo entonces
que le había gritado…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>"Levántate."</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Aquella vez el elfo no tuvo
que pedirlo dos veces, me incorporé en el acto pero no fui capaz de alzar la
vista. Recordé por mis días de lectura que el gran Tempus nunca hablaba a
aquellos a los que se presentaba, siempre utilizaba un guerrero caído digno de
su reconocimiento para hacer de voz.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>"Ha visto en su letargo tu sed y tu ansia,
ha visto tu fuerza y tu anhelo, ha visto tu muerte y tu templanza. Observa ahora
los guerreros eternos y responde. ¿Deseas vivir?"</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Más que nada en este mundo… señor… -
Tempus giró la cabeza hacia mí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>"¿Por qué?"</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Yo… deseo ser un gran guerrero, librar
batallas y sentir el acero en mis manos y el ardor de la batalla en mis venas –
el martillo de enemigos me dio entonces la espalda y dos caballos, uno negro y
otro blanco, aparecieron por la meseta.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>"Entonces
ve. Clama a los vientos la guerra, busca en el horizonte a los guerreros
olvidados. Lucha y lábrate un destino como heraldo de la guerra. Sé uno más de
sus muchos ojos y voces."</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tempus se subió a lomos del
magnífico animal blanco, me dirigió una última mirada, encabritó a la bestia y
corrió meseta abajo rumbo a la eterna guerra. El elfo se quedó allí conmigo,
mientras el caballo negro me miraba.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Este es…? – intenté recordar el nombre
del caballo negro de Tempus, escrito en tantos manuscritos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>"Tú no eres digno de Deiros. Ninguno lo
somos"</i> – efectivamente, al fijarme más en el caballo me di cuenta de que no era
tan magnífico y deslumbrante como el blanquecino que se había lanzado hacia la
batalla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Qué debo hacer ahora? - el elfo
materializó una hacha de batalla en sus manos y me la tendió </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>"Este es su símbolo. Pórtalo con orgullo y
no permitas que su filo toque nunca el frío suelo. Alza tu voz y lleva su dogma
a todo aquel que sea digno de escucharlo. Ahora levántate, Durmas hijo de
Jarred"</i> – el elfo se subió a lomos del caballo negro, lo encabritó también y
dirigió las patas del animal hacia mí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me protegí con el hacha y
cerré los ojos esperando el golpe, que fue simplemente un sonido hueco sobre
mí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“Levántate. La mano de Tempus te ha elegido”</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsmxzDGTRTX8JHJ9ChjFqzgeU-APWj1A5s1C4XynwivWPaik-lsbrE5D86rsc0tUEl-rI-k7ZVixGRlBqhK_XtPqIwIOIPISKS91bHJ2g_ec5chq7kcPWuza5fKdebEGkh3IewBMadd2w/s1600/640x360_6525_The_warrior_2d_fantasy_axe_warrior_picture_image_digital_art.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsmxzDGTRTX8JHJ9ChjFqzgeU-APWj1A5s1C4XynwivWPaik-lsbrE5D86rsc0tUEl-rI-k7ZVixGRlBqhK_XtPqIwIOIPISKS91bHJ2g_ec5chq7kcPWuza5fKdebEGkh3IewBMadd2w/s400/640x360_6525_The_warrior_2d_fantasy_axe_warrior_picture_image_digital_art.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cuando abrí los ojos, el dolor
en la cabeza regresó, la sangre en mi boca despertó un desagrado en mi estómago
al saborearla y los gemidos que me rodeaban me desconcertaron. Me incorporé
levemente y descubrí que estaba bajo techo, en algún templo dónde habían
reunido a los heridos. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El rostro de mi padre fue lo
único que reconocí entre tanta gente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Durmas!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Padre… ¿qué ha pasado?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿qué ha pasa….? ¿qué ha…? ¡Lo que ha
pasado es que te di una orden muy sencilla y la desobedeciste deliberadamente! </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Jarred, no es momento de echarle la bronca
al crio – sonreí y volví a tumbarme.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No importa, puede reñirme… era mi destino.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Tú destino? Aún deliras hijo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No… ahora ya sé lo que debo hacer… ahora
ya sé quién soy – cerré los ojos y caí en un sueño profundo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mientras la consciencia se me
escapaba escuché una última frase de los labios de mi padre. Una frase que me
hizo sonreír aún más.</div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Duerme hijo… luego ya me explicarás de
dónde has sacado ese hacha…</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-46654683957645388032015-10-22T10:44:00.000+02:002015-10-22T10:44:37.837+02:00Capitulo 03. Batalla<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sangre y muerte eran lo único
que se hallaba frente a las puertas de Hl’uzhar. Sangre que manchaba de rojo
carmesí la tierra y la hierba que los diestros guerreros pisaban; muerte que se
dejaba oír como un leve susurro que recorría insaciable el campo de batalla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Uno a uno fueron cayendo, uno
a uno fueron expirando su último aliento mientras sólo quedaban en pie los más
duros, los más fuertes… los mejores. Y entre todo el caos, entre toda la
muerte, entre los cuerpos mutilados, desgarrados, ensangrentados y deformes
luchaba con valentía y esmero el joven humano de apenas 16 inviernos, un joven
al que le habían prohibido ir y, sin embargo, al que agradecían que estuviese
allí en ese momento.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los ojos de Durmas y su padre
se cruzaron una sola vez, suficiente para que el hijo supiese que el padre no
estaba contento con su presencia, suficiente para que el padre supiese que el
hijo estaba tan loco como él. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los gritos, en ocasiones, eran
ensordecedores. Tanto aliados como enemigos gritaban con fuerza en cada carga,
en cada golpe y en cada herida. Durmas lanzaba su hacha con fuerza y precisión a
aquellos a los que encontraba, aguantaba los golpes resguardándose bajo su
escudo y se movía con inteligencia a lo largo del campo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Encontró un zhent encapuchado
que le miró serio, sin duda analizándole. Entre el barullo aquel extraño se
detuvo con la parsimonia de un bloque de hielo y movió con gracilidad sus
estoques en las manos. Sonrió con una frialdad y determinación escalofriante y
esperó que Durmas reaccionara. El joven humano lo analizó también con toda la
rapidez que pudo. Le sacaba una cabeza de altura pero los músculos marcados en su fina figura denotaban la fuerza que probablemente tendría, parecía más un muchacho que acabara de salir de la escuela que un sanguinario enemigo, pequeño y delgado… ¿un elfo quizá? Sus estoques
estaban bien cuidados y el líquido rojo descendía por el filo tiñéndolo del
color de la sangre, se colocó en posición defensiva y Durmas atacó. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Justo antes de alcanzarle el
zhent giró sobre sí mismo, sorprendiendo a Durmas, golpeándole en la espalda
con ambas armas. Sintió el filo chocar contra la armadura, frenó en seco y al
girar interpuso el escudo entre él y la nueva estocada del enemigo mientras que
con la otra mano lanzaba el hacha sobre el pecho del zhent, que lograba
esquivarlo gracias a una destreza envidiable. Rodó por el suelo y se quedó
agazapado a un par de metros de Durmas, la capucha se le deslizó hacia atrás y
sus orejas puntiagudas quedaron al descubierto mientras sus ojos verdes
brillaron en un destello asesino.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No muy lejos de aquella
batalla, otra de igual magnitud se libraba, pues Jarred luchaba con esmero
contra un semiorco que intentaba abatirlo con un inmenso espadón. El capitán de
la milicia de Bulborp ridiculizaba a la enorme criatura esquivando con
elegancia cada uno de sus golpes, lo que enfurecía cada vez más al semiorco que
se ponía nervioso y volvía a fallar. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y a varios metros de ellos,
otros tantos milicianos combatían con orgullo y precisión mientras los zhents
iban retrocediendo conscientes de que los superaban.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sin embargo, aquel elfo no
cesó en su empeño a pesar de ver cómo sus compañeros se replegaban. Sujetó con
fuerza sus estoques y se abalanzó contra Durmas, pero en esa ocasión el joven
estaba preparado, esquivó el ataque y golpeó con el hacha en su pecho. El elfo
vio venir el arma y se protegió con los brazos, lo que le obligó a soltar ambas
armas, y gimió rudo cuando el filo desgarró la carne de su brazo derecho.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Durmas sonrió, ahora el
enemigo estaba herido y desarmado, pero aquel zhent era más inteligente de lo
que aparentaba. Tomó carrerilla hacia Durmas, agarró mientras corría una maza
ensangrentada que había en el suelo, dio un salto hacia el tronco de un árbol y
se ayudó de él para abalanzarse de nuevo, desde las alturas, hacia el joven.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sorprendido, lo único que se
le ocurrió a Durmas fue protegerse con el escudo. Se agachó y colocó la
protección justo sobre su cabeza en el preciso instante en que el zhent
arremetía contra él. El escudo lo protegió del golpe, de ese y del siguiente… y
del siguiente… y del siguiente. Durmas creyó que nunca cesaría de golpear y
tras varias arremetidas se dio cuenta que el escudo empezaba a abollarse. Debía
hacer algo, no podía quedarse en esa posición esperando que el elfo se cansase.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De modo que tomó una decisión.
El siguiente golpe fue fuerte, cargado de rabia y de ira, cuando el elfo alzó
la maza de nuevo Durmas utilizó todo el peso de su cuerpo para alzar el escudo
y golpearle en la cara con él, pero el zhent fue más rápido, esquivó el
movimiento y al ver a Durmas totalmente desprotegido le golpeó con un ansia
cruenta en la cara, lanzándolo hacia el mismo árbol donde, momento antes, se
había apoyado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El dolor fue horrible, cuando
Durmas escuchó cómo su mandíbula se fracturaba pensó que no existía dolor más
profundo, pero el golpe seco en la cabeza al chocar contra el árbol fue su
perdición, pues el dolor profundo le atravesó por la columna y se escapó hasta
los dedos de los pies.</div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cayó al suelo de cara,
hundiendo el rostro en la tierra manchada de la sangre de los enemigos, de los
aliados y ahora de la suya. Entonces sintió aquella maza de nuevo caer con
fuerza sobre su cabeza… y el mundo se tornó negro.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMi6pXkpjdJLtLjoeEo6vPQNoFmo1OWvRIVBrCd2K1L2JOrFU60dcuDG3WPPdsR4OKZAH3_XOyoD0eRHxYFQabJhlVM3___D5CvH-JweUEFXfc-94ijn3OYaa7X36vc1aQ1g8mHPBcrT8/s1600/r169_457x256_7123__warrior_who_disappears_2d_character_knight_warrior_lord_disappear_picture_image_digital_art.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="356" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMi6pXkpjdJLtLjoeEo6vPQNoFmo1OWvRIVBrCd2K1L2JOrFU60dcuDG3WPPdsR4OKZAH3_XOyoD0eRHxYFQabJhlVM3___D5CvH-JweUEFXfc-94ijn3OYaa7X36vc1aQ1g8mHPBcrT8/s640/r169_457x256_7123__warrior_who_disappears_2d_character_knight_warrior_lord_disappear_picture_image_digital_art.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-52297631352590866562015-07-23T09:32:00.001+02:002015-07-23T09:32:49.087+02:00Capitulo 02. Destino<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¡Golpead!!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Ha!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¡Golpead!!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Ha!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¡Golpead!!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Ha!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¡Golpe…….. ar?? ¿Durmas?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Señor!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Hijo… ¿qué haces aquí?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Entrenar duro, señor! – el capitán de la
guardia, Jarred, se agachó junto a su hijo, una criatura de siete años que
llevaba enfundada una espada de madera y se había hecho una armadura con piezas
rotas y desechadas por los herreros de la aldea.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Durmas… eres muy joven aún para alistarte
– el pequeño se acercó un poco hacia su padre y bajó la voz.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Pero papi… puedo hacerlo – la fila de
guerreros experimentados que permanecían allí sonrió con orgullo al ver tanta
disposición en un niño de tan corta edad.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No lo dudo, hijo, pero aún eres muy…
bajito – se escuchó un carraspeo y todos los guerreros se cuadraron, incluido Jarred
y su hijo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Vaya, ¿así que este es el pequeño valiente
que va a defendernos? – su sonrisa fue amistosa. Eran fieros en la batalla y
duros en la defensa, pero toda la milicia de Bulborp admiraba la valentía y
entrega de Durmas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- General, me temó que tardará uno años en
poder lucir los colores oficiales.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Bueno, no tiene por qué, tengo algunos
trabajillos que quizá el joven Durmas esté dispuesto a hacer… por la milicia.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Oh sí, sí! ¡Lo haré bien! – el general
rió con ganas y sacó un pergamino de su zurrón.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Muy bien, joven, demuéstrame entonces que
mereces un lugar entre estos hombres – Durmas cogió el pergamino cuando el
general se lo tendió y salió corriendo de vuelta a las murallas que protegían
el pueblo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Perdonad a mi hijo, señor, es muy joven…
no tardará en regresar para que le digáis a dónde debe llevar vuestro mensaje.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Eso es lo más interesante de tu hijo, Jarred,
no hace falta decirle dónde ir pues él ya lo sabe.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y así era, Durmas sabía perfectamente
dónde ir cada vez que el general le daba un mensaje, sólo tenía que mirar el
tipo de sello con el que firmaba y en ese instante conocía su destino. Y del
mismo modo que conoció el primero, conoció todos los demás.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los años fueron pasando con
tranquilidad en la aldea de Bulborp, un pequeño pueblo en las Tierras Centrales
Occidentales. La milicia mediana dejó de sorprenderse al ver al joven Durmas
corretear de un lado a otro del pueblo, y la milicia humana disfrutaba de su
compañía mientras él, poco a poco, iba pasando de ser un niño a ser un
adolescente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De este modo, en la víspera de
su decimosexto cumpleaños, llegó la guerra. La ciudad cercana de Hl’uzhar
sufría asedio de los zhents que intentaban, como muchos ilusos lo habían
intentado antes, tomar la pequeña ciudad. La misiva llegó en forma de carta y
la milicia humana de la aldea partió de inmediato hacia el sur de las Colinas Lejanas,
dispuesta a combatir.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡No es justo!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No se trata de justicia, Durmas. Eres muy
joven.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Qué tiene que ver la juventud con el
poder? Sabes perfectamente que soy capaz, padre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Nunca he dicho lo contrario, pero tu
adiestramiento aún no ha concluido y no estas listo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Según quién?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Según la ley.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La ley… eso tan solo es unas pocas directrices.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La ley es lo que hace que este pueblo siga
de una pieza, si no entiendes eso entonces desde luego que no estás listo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Por favor, padre, no me dejes aquí… - Jarred
se giró hacia su hijo mientras tomaba el casco cobrizo y lo colocaba bajo el
brazo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tu tiempo llegará, hijo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y así, mientras la milicia
partía hacia su destino, el joven Durmas se quedó en las puertas observando
cómo los guerreros iban desapareciendo en el horizonte, con el puño apretado y
el fuego ardiendo en su interior, pero no era un fuego de ira o de rabia, era
un fuego de deseo y de coraje… quizá también de estupidez.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Bien sabía Durmas dónde
guardaba su padre la antigua armadura, y sólo por eso se atrevió a buscar la
puerta oculta de su hogar, abrir el armario empotrado donde guardaba con recelo
la vestimenta y quitarla de su sujeción.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mientras se la ponía, sabía
que su padre se enfadaría, sabía que le gritaría y que se llevaría un buen
castigo, pero no le importaba, quería luchar, quería pelear y quería demostrar
que no existía enemigo alguno en el reino que pudiese con su espíritu.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al anochecer se escabulló de
las miradas medianas y atravesó las puertas del pueblo sin ser visto. Conocía
el camino a Hl’uzhar, no estaba lejos, pero tardaría algunas horas en llegar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Caminar con la armadura de su
padre era incómodo, le venían grandes algunas piezas y paraba a menudo a
ajustarlas cada vez que se le descolgaban, pero finalmente llegó a la batalla,
desenganchó del cinto el hacha que el armero le había regalado años atrás y
observó el campo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sin duda era una imagen
desoladora, habían muchos más cuerpos de los que pensaba, los miembros
cercenados yacían a escasos metros de sus antiguos portadores y la sangre
bañaba el campo, la tierra y la hierba. Los gritos de ánimo se mezclaban con
los de angustia, acompañados por el clásico sonido de las armas entrechocar.
Las imágenes de zhents degollando guerreros, o milicianos que defendían la
ciudad arrancando las vísceras de sus contrincantes con sus armas, o incluso
enemigos violando a las mujeres guerreras muertas… o no tan muertas… eran
desagradables, mucho más de lo que Durmas hubiese pensado. Pero aquello no lo
frenó, sabía lo que debía hacer, sentía el fuego latir en su interior y la sed
de golpear. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Quizá por ello sólo sonrió y
cargó contra el primero que tuvo al alcance.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-20814244134442150782015-07-14T09:28:00.000+02:002015-07-14T09:29:44.500+02:00Capitulo 01, nacimiento.<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Vamos cielo, respira hondo,
así, despacio, agarra mi mano y respira hondo…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que cuando una mujer
está a punto de morir hay un brillo especial que se refleja en sus ojos, dicen
que justo antes de exhalar su último aliento el brillo se intensifica y a veces
la pupila queda anulada por el haz de luz que hay en su interior…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Venga, tienes que empujar,
cielo, es importante que empujes…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Traedme más paños, ¡Más
paños!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Tranquila, respira hondo,
todo saldrá bien…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que a veces es el cuerpo
el que se rinde antes que la mente, y que, por mucho que se intente, no hay
forma alguna de convencerlo, dicen que cuando eso sucede el rojo carmesí es lo
único que surge de la carne derrotada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡¡Mas paños maldita sea!! No
podré para la hemorragia…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - No, cariño, no cierres los
ojos, ábrelos, así, mírame… míram…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¿Si lloras qué mierda de
ayuda vas a darle? ¡¡Juro por todos los dioses que si no me traéis más paños os
rebano la cabeza a todas!! <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡¿Y qué propones?! ¡Nosotras
estamos aquí aguantando la puerta! Si quieres los dejamos entrar y que te den
paños ellos.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡Dejad de discutir, por los
dioses! Vamos, cielo, no dejes de mirarme, así… respira hondo.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Que empuje.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¿Ya? No sé si tendrá
fuerzas…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡¡Que empuje!!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que cuando un niño sale
del vientre de su madre la desgarra por dentro y por fuera, un dolor tan atroz
y tan impotente que gritar es la única válvula de escape de ella, dicen que si
todo sale bien la criatura sale como si un jabón se te escurriese de las manos,
que el dolor intenso mengua y que el recién nacido llora… eso dicen, si todo
sale bien…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Cariño, tienes que empujar,
ahora ¿de acuerdo? Empuja, vamos.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Que no grite, si grita la
oirán.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¿Ni siquiera eso vas a
concederle?<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Si quieres que los bárbaros
entren déjala que grite, moriremos todas o peor aún, dentro de nueve meses
estarás tú en su situación. ¡Que empuje y no grite!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Cielo… ya has oído a la
vieja gruñona… empuja cielo, pero no grites… toma, muerde este palo, muerde con
fuerza… ¡Empuja!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Necesito más paños… esto es
horrible… se desangra Irisae, se desangra… ¡que empuje!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡Eso le he dicho! Ciel….
¿cielo? ¿Evelin? ¡¡¿EVELIN?!!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Se acabó, hay que abrirla.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡¿Abrirla?! ¡¿Estás loca?!
¡No lo soportará, se terminará de desangrar y morirá!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Ayúdame o apártate, Irisae…
dadme esa daga.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡¡NO!! ¡Morirá, Kassandra!
¡¡Morirá!!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡¡Maldita sea Irisae, ya
está muerta!! ……………. Dadme esa daga, ¡ahora!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que la noche de mi
nacimiento fue la más roja de los últimos años, dicen que el olor a carne
quemada y a sangre bañaba toda la aldea. Dicen que los bárbaros del este intentaron
asediar el pueblo y que cuando entraron arremetieron contra todo lo que
encontraron. Dicen que la milicia los contuvo con fuerza y aplomo. Dicen, que
no entienden cómo oyeron los gritos entre tanto jaleo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡Ah! ¡Golpean con fuerza
Kassandra! ¡¡Van a entrar!!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡Moriremos todas! ¡¡Aaah!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡Silencio malditas abuelas!<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Sácalo Kassandra, sácalo ya.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡Si no te callas no puedo!
Asi… ya está… ya está…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“BOOOM”<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que cuando los bárbaros
encontraron al grupo de comadronas, la imagen de mi madre muerta bañada en su propia
sangre los paralizó un segundo, y que ese segundo fue suficiente para que casi
una decena de medianos y humanos de la milicia acabaran con sus vidas antes de
que pudiesen hacer nada a las mujeres que me ayudaron a llegar a este cruel
mundo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que cuando mi padre
llegó al lugar, abrazó con fuerza el cuerpo sin vida de su esposa y la lloró en
silencio durante horas, mientras su sangre se mezclaba con la de los bárbaros
que mi padre había derrotado fuera del pueblo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que aquella noche
murieron muchos, tanto bárbaros como milicianos, algún pueblerino y algunas
reses… pero que entre tanta muerte y sangre yo fui el único que nació.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que mi padre me tomó
entre sus brazos cuando su mente le obligó a soltar el cuerpo inerte de mi
madre, me tomó con cariño y me besó la frente ensangrentada. Dicen que entre
lágrimas me llamó Durmas, el nacido de la sangre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Eso dicen…</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-52177806033979742012015-06-08T09:24:00.001+02:002015-06-08T09:24:19.053+02:00Capitulo 08. Final<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que cuando los almendros
florecen la primavera llega con ellos, dicen que es cuando los salmones
consiguen llegar a la desembocadura del río y los osos pardos se dan el festín
del año a costa de los agotados peces.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que sólo es en esa época
cuando la nieve abandona Nevesmortas en una tregua y permite que los campos y
los huertos ofrezcan sus cultivos a los cansados labradores y agricultores.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que es en esa estación
cuando se ven las siete estrellas de Selune… eso dicen… yo nunca las he visto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dicen que si plantas semillas
de amapola en una tumba cuando el frío es más duro, en primavera florecen las
más hermosas y extrañas flores… eso dicen… y quise creerlo, pero la primavera
casi estaba acabando y mis semillas no asomaban por el cementerio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ni si quiera podía darle algo
así…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Habían pasado seis meses desde
la batalla de Sundabar y ni un sólo día había faltado en ir a visitar aquella
tumba. En casa no se hablaba del tema… nunca. Las pocas veces que se había
hecho había salido corriendo y había tardado casi un día entero en regresar, de
modo que su nombre había dejado de
escucharse entre nuestras paredes. Ni siquiera me había acostumbrado a la falta
del ruido, sus pasos subiendo las escaleras, su risa recorriendo los pasillos…
Tälasoth había vaciado el piso dónde Dardo había pasado los años y había
llorado con amargura al vaciar el armario con su ropa. El olor aún impregnaba
cada prenda y sin duda aquello golpeaba con fuerza el corazón ya roto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Lo único que pude salvar fue
un guante de cuero negro que enfundé en mi mano izquierda y que, por vergonzoso
que suene, estuve oliendo durante semanas hasta que mi propio olor borró el
suyo. El dardo plateado seguía guardado en mi bolsillo, y cada tarde que iba al
cementerio lo sacaba y le daba vueltecitas entre los dedos mientras estaba
allí, sentada frente a aquella tumba sin emitir el más leve sonido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mi madre acudió una noche, el
tiempo parecía eterno y a veces se me iba el santo al cielo. Neru sonrió con
cariño pero evitó mirar la lápida mientras me ayudaba a levantarme.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No puedes estar viniendo el resto de tu
vida…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Vendré el tiempo que quiera venir.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Araya… no todos sufrimos la pérdida de
igual manera… Tu padre sufre en silencio y por desgracia ya son muchos los
amigos que hemos perdido… Dardo era un gran hombre pero…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Lo sigue siendo… - no era ya ninguna
sorpresa oírme hablar de él en presente, como si siguiese entre nosotros. Me
costaba horrores hablar de él en pasado, me costaba horrores aceptar que no
estaba.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cariño, tienes que volver al mundo real y
empezar a aceptar que… - salí corriendo de nuevo hasta salir del cementerio.
Escuché a Neru llamarme pero no quise frenar… no podía. Escuchar aquellas
palabras haría real lo peor que me había pasado en la vida, y yo seguía creyendo
firmemente que si no se hablaba de ello, si nadie lo decía en voz alta, no habría
pasado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero sí lo había hecho, y en
el fondo de mi ser sabía que Neru tenía razón, quizá por eso no salí corriendo
la noche que entré en mi cuarto y se sentó en la cama.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Sabes? Yo conocí a tu padre en un
pueblecito pequeño de Thezyr, Musgolito. Allí tienen un enclave druídico
realmente hermosos y cientos de aventureros atraviesan sus puertas cada día.
Pero yo no nací allí, no – sonrió y se retiró el pelo colocándolo tras la oreja
– Mi hogar estaba mucho más lejos, en Cormyr. Cuando mi padre murió sentí el
dolor instalarse en mi corazón y aferrarse con tanta fuerza que dos años
después aún no se había ido. En esa época yo era una adolescente pero mi madre
tuvo la fe en mí suficiente como para encomendarme un viaje – la miré extrañada
a la par que curiosa –. Mi padre había nacido en Sundallessalar, la ciudad
elfica más hermosa que podía existir, sus hogares están construidos en los
árboles y es extremadamente complicado encontrarla, pues los elfos somos muy
recelosos de nuestra arte – me sonrió con cariño mientras me incorporaba,
mirándola atenta.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Más hermosa que La Marca? – ella sonrió
con una belleza exquisita.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mi amor, La Marca Argéntea es bastante…
pobre en hermosura – sonreí, sus ojos debían haber visto tantas cosas que no me
extrañaba que dijese esas cosas –. Verás, cuando mi madre comprendió que
permanecer en Cormyr no me hacía feliz, me ofreció una alternativa. La única
forma que tenía de estar en paz conmigo misma y asimilar las locuras y
desgracias que había sufrido, era viajar hasta los orígenes de mi padre, viajar
a Sundallessalar. El viaje me haría madurar y visitar la tierra de mi padre,
ver los lugares en los que se crió, los sitios dónde estuvo, me ayudaría a
encontrar la paz que había perdido – me tocó el pecho, a la altura del corazón.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Qué intentas decirme?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Que creo, mi princesa, que ha llegado el
momento de que dejes este hogar, pues tu pena es tan grande y tan profunda que
no encontrarás consuelo aquí – agaché la cabeza y me saqué de la manga del
pijama el pequeño dardo plateado – Dardo y tu padre nacieron y crecieron en la
tierra de Amn, en la ciudad de la moneda.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿La ciudad de la moneda?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Así es, Azkathla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Pero yo no puedo irme… tengo mucho que
entrenar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Dardo aprendió allí todo lo que te enseñó
– me estremecí al escuchar su nombre – y creo que estará encantado de ver,
donde sea que esté, que has encontrado tu camino en el mismo lugar donde lo
encontró él.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hablamos durante horas sobre
todas las posibilidades, pero al final decidí que tenía razón. Nada me ataba a
Nevesmortas a parte de mis padres, pero todo me recordaba a él, absolutamente
todo… y esa tan doloroso…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Lo peor fue conseguir la
bendición de mi padre, pensé que se interpondría y se negaría en rotundo, pero
se limitó a abrazarme y besarme la frente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- El camino que te espera es peligroso – me
dijo la mañana que me marché –. Amn no es precisamente el mejor reino que
puedas encontrar, aunque tampoco el más horrible. Ten cuidado y manda mensajes
siempre que puedas. Cuando llegues, ves al distrito portuario, cerca de los
muelles del oeste hay una pequeña casa, espero que siga allí – me sonrió –.
Comiénzalo todo desde allí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Seis meses tardé en llegar a
la ciudad de la moneda, seis meses de viajes a caballo, de una única travesía
en barco que me provocó cuatro días de mareos, de caminatas interminables, de
historias en posadas y meditaciones interminables. Sobretodo de meditaciones
interminables.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Seis meses hasta que atravesé
los portones de la inmensa Azkathla y caminé por sus calles hasta llegar a
aquella pequeña puerta a la que mi padre me había indicado. Una puerta que
seguía allí, custodiando una casa ahora vacía. Una puerta que antaño fue
abierta y cerrada infinidad de veces por aquel que me lo había dado todo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sonreí tocando aquel picaporte
y, tras un año de la pérdida de Dardo, sentí de nuevo el pequeño dardo vibrar
en mi bolsillo. Lo tomé entre mis manos y sonreí. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De alguna manera que no
lograba entender, la herida se había empezado a cerrar y supe, en aquel
instante extraño en el que sentí de nuevo la conexión con mi maestro, que allí,
en ese preciso momento, comenzaba mi verdadero viaje.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
¿Que quién soy yo? </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Soy el arma en la batalla, soy
la tempestad en el fulgor, soy el fuego de la guerra y el filo de la victoria.
Soy la luchadora constante, la herida en la noche, el golpe de gracia, la
sangre de mis aliados, de mis enemigos… de los combatientes.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
¿Qué quién soy? Me llamo Araya
T’haril, aprendiz de Kensái y canalizadora del ki.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Esta, es mi historia.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjleSDmmdjnxWPDXpG7PDoWhey4SNdoVroQigDoJTtlI0mGMBbTd_hn16WeRpJX9N31MNloTDPT9z8iVz6epOqfXxbMWncARzO3KNI07pX-x2tWJ1n4hdgvDVJREIo1aXL2yJNxuRntDvI/s1600/Warrior-Girl-fantasy-23124525-1024-768.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjleSDmmdjnxWPDXpG7PDoWhey4SNdoVroQigDoJTtlI0mGMBbTd_hn16WeRpJX9N31MNloTDPT9z8iVz6epOqfXxbMWncARzO3KNI07pX-x2tWJ1n4hdgvDVJREIo1aXL2yJNxuRntDvI/s320/Warrior-Girl-fantasy-23124525-1024-768.jpg" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y en la oscuridad de la noche,
de aquella noche cuando mis dedos habían rozado aquel picaporte, lejos, muy
lejos hacia el norte, en un reino llamado Marca Argentea, en una aldea de
granjeros y agricultores llamada Nevesmortas, una pequeña amapola surgió de la
tierra frente a una lápida. Una amapola que no se marchitaría nunca y
permanecería allí por los siglos de los siglos, hasta que los dioses lo
deseasen.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-3005686183430974812015-05-25T18:07:00.000+02:002015-05-26T16:29:52.790+02:00Capitulo 07. Tumba.<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La luna iluminaba el cementerio
mientras la lluvia caía copiosa sobre la tierra, la arenilla, la hierba y mi
cuerpo. Habían pasado dos días desde que se había celebrado aquel funeral tan
triste. Los que acudieron, jóvenes y ancianos, permanecieron en silencio
mientras el clérigo de Khelembor pronunciaba la liturgia habitual. Muchos
lloraron abiertamente, sólo unos pocos lo hicimos en silencio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cuando el sacerdote concluyó
sus palabras algunos se acercaron al atril a expresar lo que sentían, hablaron
de las aventuras vividas, de sus esperanzas, de sus sueños… hablaron de tantos
dioses y de tantas bendiciones que ni si
quiera soy capaz de recordarlos…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al atardecer el último de
ellos había hablado, y todos y cada uno se acercaron al foso y lanzaron un poco
de tierra sobre el ataúd marronáceo… todos menos yo, yo no pude. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dos días después aún seguía
allí de pie, frente a una fosa ahora cubierta, con la rosa amarilla en mi mano,
una rosa que no había sido capaz de lanzar en su interior.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dos días después aún
permanecía inmóvil frente aquella lápida gris y triste. Las lágrimas habían
caído por mis mejillas, precipitándose hacia el vacío hasta caer en un golpe
silencioso contra el suelo, había llorado en silencio sin apartar los ojos de
aquel montículo de tierra. “Vete a casa” me había dicho el sacerdote la noche
del funeral, cuando vio que aún seguía allí tras tantas horas del velatorio,
pero no le había hecho el menor caso. Se había quedado a mi lado hablando de la
espiritualidad, del amor de los dioses y de la buena acogida que seguro había
tenido en lo más alto, pero creo que desistió al ver que ni le miraba y acabó
por marcharse bien entrada la madrugada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me sentía vacía, era increíble
con qué rapidez podía vaciarse un alma, sólo habían hecho falta un par de
palabras…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mi estómago rugía protestando,
mi alma y mi corazón estaban rotos pero él estaba hambriento y no iba a cesar
en su intento de que me llevase algo de alimento a la boca. Dos días sin comer…
qué poco sentido tenía la comida en ese momento.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No pensaba en comer, no
pensaba en nada, tan sólo miraba el lugar dónde le habían enterrado, algunos
granos de tierra se movían a veces por culpa del viento, desplazándose por la
ladera que habían formado los sepultureros al tapar el cruel agujero. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Muchos habían muerto en la
batalla de Sundabar, a algunos los habían nombrado hombres de honor, a otros
les habían ascendido… no entendía de qué servía otorgar a alguien algo así una
vez muerto… Muchas eran las familias que habían perdido a un ser querido…
algunas a varios… y por mucho que lo intentaba no sentía ni la más mínima
empatía por ellos. Mi dolor era mío, y aunque fuese cruel y egoísta, no me
importaba el del resto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La noche del segundo día,
mientras la lluvia me empapaba por completo, mi carne se ponía de gallina y el
estómago protestaba una vez más esperanzado, apareció Neru. Me cogió de la mano
y se quedó a mi lado varias horas, sin decir nada. El calor de su piel fue
reconfortante aunque no alivió ni un ápice la tristeza en mi interior. Sabía
que ella también sufría, pero no tenía fuerzas para consolarla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pasó su brazo por mi hombro y
me apretó contra ella mientras mirábamos la lápida.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cariño… hace frio esta noche, mira tu
piel, todo tu cuerpo está protestando – su tono era tan dulce, tan lleno de
amor y pena… quizá eso fue lo que me hizo reaccionar. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Giré levemente la cabeza y la
miré, sus ojos estaban enrojecidos e hinchados, pero sonrió en un esfuerzo
maternal. Tenía razón, hacía frio. La ropa se me había pegado al cuerpo y el
frío del agua se calaba hasta los huesos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mi vida, entiendo por qué estás aquí… pero
debes entrar en calor y comer algo – sabía que estaba en lo cierto y, en el
fondo de mi ser, sabía que allí de pie no iba a hacer nada. No le traería de
vuelta… pero era casi imposible marcharse – Araya, te necesito en casa, te
necesito a mi lado - Volví a mirarla y esta vez vi la súplica en sus ojos, unos
ojos tristes como los míos, reflejo de un corazón igual de roto que el mío - Tu
padre te necesita a su lado…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Asentí en un sutil movimiento
apartando la mirada de ella. Obligué al cuerpo a moverse y me acerqué al
montículo dejando con la mano temblorosa la rosa amarilla que había llevado dos
días atrás, algo marchita ya. Cuando la flor tocó la tierra las lágrimas
volvieron a brotar de mis ojos en un recorrido nuevamente silencioso.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mi madre me cogió la mano y,
haciendo acopio de todas mis fuerzas, le di la espalda a la tumba mientras lloraba
a cada paso e intentaba, todo lo estoica que podía, no derrumbarme aún más.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En la oscuridad de la noche
aquella lápida se quedó sola y en silencio. Una lápida que visité cada noche durante
los seis meses siguientes. Una lápida que rezaba el nombre de un hombre al que
yo jamás volvería a ver, a escuchar o a sentir… </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo T’haril.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-11112910172565723292015-05-18T14:54:00.000+02:002015-05-18T14:54:06.132+02:00Capitulo 06. Sundabar.<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Replegaos maldita sea! ¡Replegaos y
defended las murallas!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Señor! Nos llegan informes de que han
rodeado la ciudad e intentan entrar por la puerta sur.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¿Y qué demonios haces aquí?! ¡Llévate a
todos los que puedas y defended con vuestra vida esas puertas!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Señor… todos nuestros hombres están ahí
fuera…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cuando aquellos soldados
miraron al exterior la imagen fue desoladora. Cientos de orcos luchaban con
fiereza contra los hombres de armas de Sundabar y aquellos que habían acudido a
su llamada. Los clanes se habían unido en un asedio sin precedentes y, salvo
los altos cargos, nadie sabía el motivo. Los enemigos lanzaban piedras a los
arqueros y las murallas, lanzaban sus armas contra los guardianes de las
puertas e incluso contra sus propios compañeros en un frenesí de sangre
descontrolado. Los cuerpos empezaban a amontonarse en las laderas de la montaña
donde se alzaba, iluminada por la luz del amanecer, la eterna Sundabar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si derriban la puerta sur no habrá
escapatoria.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si nos lo permitís, general – ambos
hombres se giraron al escuchar aquellas palabras. Tras ellos, un grupo de elfos
enfundados en túnicas coloridas con bastones llameantes de luces mágicas los
miraban eufóricos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Habéis venido… gracias a los Dioses…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Los Dioses también han permitido este
asedio, así que no les deis tanto las gracias – Dardo desenfundó dos de sus
estoques - ¿A quién hay que cortarle la cabeza?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La puerta sur, por favor, debeis ir allí.
Todos mis hombres y aquellos que acudieron tras nuestras cartas están
defendiendo el Norte, pero el Sur está prácticamente abandonado. Tan sólo un
par de patrullas que no creo que puedan contener mucho las hordas enemigas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Entonces al Sur – todos y cada uno de
los magos fueron desapareciendo ante los ojos del general, mientras los gritos
de rabia y dolor volvían a embriagar su corazón.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tälasoth cogió a Dardo por el
hombro y desapareció con él. Sólo fue un segundo, pero Dardo sintió cómo su
cuerpo se desvanecía y dejaba de tener consciencia de él justo antes de volver
a aparecer al otro lado de las puertas del sur. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ni siquiera hubo tiempo de
pensar en lo sucedido o en lo experimentado, un orco se lanzó contra ellos con
un grito desgarrador y tremendamente intimidatorio. Tälasoth dudó, pero el elfo
maestro en armas se agachó quedando justo bajo el vientre del orco cuando este
realizó su ataque fallido, y aprovechó el impulso del inmenso enemigo para
levantarlo, lanzarlo por encima suya y dejarlo caer de espaldas. Y con la misma
elegancia propia únicamente de los elfos hizo un giro y clavó ambos estoques en el pecho del orco.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Veo que los años no hacen mella en ti.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Lo que ves es el entrenamiento y la
determinación. Si dudas morirás hoy hermano.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los ojos de Dardo brillaban
con aquella intensidad de la que sólo los suyos eran capaz, aquel elfo era
mucho más que un guerrero, era un maestro. No dudaba, no vacilaba, no le
temblaba el puso… ni siquiera se paraba a pensar su próximo movimiento. Su
acciones eran un baile más que entrenado y tan asimilado como el respirar de
cada día, nada podía con él. Simplemente era invencible.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero Tälasoth era un
hechicero, el mejor de la escuela dónde enseñaba, y el mejor que había luchado
al lado de su hermano. Ël lo sabía, por eso su rostro también cambió. La
sonrisa de satisfacción inundó su cara y caminó con arrogante lentitud hacia un
grupo de orcos que estaban destrozando a los pobres aprendices que habían
salido a defender los portones. Caminó mientras elevaba los brazos en forma de
cruz y susurraba palabras que sólo los grandes arcanos conocían, y cuando la
última sílaba fue exhalada, de sus manos surgieron decenas de esferas luminosas
que se precipitaron mortales contra los orcos. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los aprendices que habían
sobrevivido le miraron estupefactos, pero Tälasoth ni siquiera les prestó
atención.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La batalla fue larga,
tremendamente larga y encarnizada. La sangre manchaba los cuerpos de los caídos
y de los que seguían luchando, el rojo carmesí teñía le espesa hierba mientras
los pocos orcos que quedaban en pie luchaban ahora por sobrevivir. Los arcanos
destrozaban sus barreras con leves pestañeos, los arqueros acribillaban a
flechas a los combatientes más grandes, y entre todo el caos la figura de un
elfo se veía de vez en cuando realizando movimientos casi imposibles,
cercenando miembros y acabando con rapidez con la vida de sus enemigos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Quizá por todo ese caos nadie
la vio. Quizá por todo el frenesí, por la emoción de ver que vencían, nadie se
dio cuenta de su presencia. Pero allí estaba, caminando entre los que luchaban,
golpeando al que se ponía en medio, con la vista fija en aquel que creía más
peligroso, con la vista fija en el hechicero que más daño hacía a los suyos.
Con la vista fija en Tälasoth.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y con su misma arrogancia
caminó hacia él, con la misma arrogancia alzó la mano y rugió con fuerza. Dardo
fue el único que sintió aquel rugido diferente, sintió una punzada en su
interior y la energía interna acumularse en sus manos. Se giró y observó
atónito a aquel orco hembra, observó cómo su mano comenzaba a brillar y el
estallido fue tan fuerte que los que estaba cerca de ella cayeron al suelo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo sólo reaccionó, puro
instinto o pura casualidad, nunca lo supo, pero corrió hacia su hermano
mientras gritaba su nombre intentando avisarle del peligro. Tälasoth dio la
vuelta y vio la luz blanquecina.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¡¡Tälasoth!!!!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De pronto dejé de respirar,
abrí los ojos y me incorporé con tanta fuerza que perdí todo conocimiento de
dónde estaba. Luché por aspirar algo de aire, sólo el poco que me permitiese
seguir viviendo, pero nada. Agarré mi pecho y caí de la cama en un golpe seco,
golpeándome la cabeza. Entonces tosí, y tras el tosido aspiré una fuerte
bocanada de aire.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El dolor en el pecho era
horrible, espantoso, como si mi corazón se hubiese despedazado en un instante y
lo que quedaba se estuviese retorciendo de forma macabra y sádica. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Grité, grité intentando sacar
el dolor fuera… pero el dolor no desapareció. Neru entró en mi habitación
alarmada y me llamó asustada al verme en el suelo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¡Araya!! ¡¿Araya qué te pasa?! - sentí
sus manos sujetarme y sus palabras llenas de amor intentando ayudar de alguna
manera. Pero nada servía.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Aquel dolor, aquel fue el
mayor dolor que sentí en toda mi vida.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-18319494111820022942015-05-05T18:05:00.000+02:002015-05-05T15:21:15.529+02:00Capitulo 05. La Carta.<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pasó un año hasta que volvimos
a escuchar la tenue risa de Dardo en casa. A diferencia de los años anteriores
a su llegada, cuando mi padre y él se separaron y este no volvió a saber nada
de él hasta el día que le conocí, Dardo sí fue mandando mensajeros con cartas
sencillas que indicaban su paradero.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Por lo general escribía
siempre a Tälasoth, pero en alguna ocasión el mensajero traía dos cartas. La
primera que recibí empezaba con un cariñoso “¡Sé que no estás practicando!”, me
hizo sonreír porque era verdad, descuidé un poco mi entrenamiento cuando se
marchó, pero a raíz de esa carta me puse de nuevo enseguida con mis
obligaciones.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La segunda carta que recibí me
hablaba de los caminos tan extraños que estaba recorriendo, de las gentes que
estaba conociendo e incluso de algún antiguo camarada con el que,
milagrosamente, se había reencontrado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sus cartas no eran muy largas
pero siempre me hablaban con cariño y en una de ellas incluso me confesó que me
añoraba. Cuando leí aquellas palabras sentí mi corazón estremecerse.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“En mi camino diario encuentro fuertes
guerreros que vanaglorian sus hazañas en peleas callejeras, que alardean de
batallas ganadas de forma sucia y deshonorable, y no puedo evitar pensar en lo
afortunado que soy por tener una pupila tan pura y decente. Les miro y es ahí
cuando me doy cuenta de lo que mucho que añoro tus ojos azules y la hermosa
sonrisa que se ha adueñado de tu rostro” </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mis sentimientos por Dardo era
complejos y desconcertantes, y a medida que pasaban los años se hacían más
desconcertantes aún.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La noche que Dardo regresó,
aguanté de nuevo las inmensas ganas de abrazarle, me quedé de pie junto a las
escaleras y le dediqué una sonrisa. Él
me guiñó un ojo y abrazó con fuerza a mi padre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Aquella fue la primera noche
que dormí del tirón desde que se marchó.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los días, las dekhanas, los
meses fueron pasando, tantos y tan largos que en un abrir y cerrar de ojos
cumplía los veinte sin que apenas nadie se hubiese dado cuenta. Mis viajes con
Dardo se habían incrementado, le acompañaba en recorridos cortos siempre en la
búsqueda del mejor aprendizaje, o de lecciones de fe.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo era incondicional de la
guerra. Absolutamente todo lo envolvía en el credo de la batalla, el honor y la
estrategia. Me enseñó a mostrar respeto por mis enemigos y a no juzgar a
ninguno de ellos por su apariencia, me enseñó a no ser impulsiva y a pensar con
la cabeza mis movimientos, me enseñó a disfrutar en un combate cuerpo a cuerpo
y a eliminar el miedo en mi interior… y a todas esas lecciones debíamos
sumarles las de la meditación y la búsqueda del equilibrio interior. No existía
el día en que no tuviéramos algo que hacer.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Creo que fue la suma de todo
aquello lo que hizo que mi corazón se volviese loco. ¿Le amaba? Ni yo lo sabía,
era un sentimiento tan extraño… Cuando le miraba, sonreía contenta por tenerle
a mi lado. Cuando era él el que me miraba, al final me perdía en esos ojos
azules tan hermosos. Cuando me tocaba, sentía cómo la fuerza recorría el
lugar dónde sus dedos me habían rozado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se lo conté a mi madre,
necesitaba exteriorizarlo de alguna manera y, en realidad, su tenue risa le
quitó toda la importancia que podía tener. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No es amor eso que describes – me dijo –
sino admiración. Dardo te está dando aquello que te completa en la vida, te
empuja y te guía por un mundo desconocido, te enseña y te muestra el verdadero
significado de lo que te rodea. Cuando le miras, no le ves como un hombre al
que entregarías tu más preciada posesión, sino como aquel que te ha abierto los
ojos y te ha mostrado la verdad.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Entonces, ¿por qué siento estas ganas de
abrazarle o me estremezco cuando se marcha y tarda un tiempo en regresar?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cariño, porque cuando alguien te importa,
cuando creas un lazo fuerte con otra persona, te preocupas. ¿Crees que tu padre
y yo no sentimos eso por ti? Cada vez que te has ido con él mi corazón ha
estado en tensión constante hasta que habéis regresado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Aquella conversación me ayudó
más de lo que creí. No volví a estar tensa ni a sonrojarme cuando se me
acercaba. Empecé a mirarle sonriendo y las veces que se daba cuenta se
sorprendía y siempre me respondía con un “¿…Qué?" Yo reía y me metía con él.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Fue el mejor año desde que le
conocí.<br />
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero entonces llegó aquella
carta y lo cambió todo.<br />
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los orcos había atacado las
puertas de Sundabar, una de las ciudades del reino, relativamente cerca a
nuestro hogar. Los grupos de batidores se habían adentrado en los bosques y
habían encontrado campamentos y campamentos, cientos de orcos, decenas de clanes
distintos que se habían unido con un único propósito. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La noche que mi padre regresó
a casa de la escuela con aquella carta, ninguno dormimos. El consejo de
Sundabar había enviado mensajeros a todas las poblaciones cercanas pidiendo
ayuda. Los profesores de la escuela se preparaban para el viaje a través de un
portal que crearían y mi padre vino a despedirse.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ignoro lo que nos encontraremos allí y cuánto
tiempo estaré fuera. Debéis ser fuertes y estar unidos, no tiene pinta de que
vaya a ser un malentendido desafortunado…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mi amor, déjame ir contigo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No Neru, necesito que te quedes y cuides
de Araya… necesito que estés a salvo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Entonces no hay tiempo que perder, debemos
partir de inmediato – Dardo se colgó las armas y mi padre le dedicó una mirada
severa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- El mensaje era para los arcanos, Dardo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- El mensaje era para todo valiente que
pueda y quiera enfrentarse a esas criaturas. Seré el mejor guerrero que tengan
en esa maldita ciudad y se sentirán afortunados cuando me vean.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Entonces yo también iré! – me levanté de
la silla y fui hacia mi arma, pero Dardo fue tan rápido como acostumbraba y
detuvo mi mano antes de que rozase la empuñadura.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No – su voz sonó tan tajante, tan severa…
nunca pensé que una simple palabra pudiese frenarme como lo hizo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Dardo, los arcanos no te dejarán entrar en
la escuela.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y para qué diablos tengo un hermano entre
ellos? Si al final no servirás para nada – él reía, pero en sus ojos había
visto la preocupación – Si no me dejáis ir con vosotros soy perfectamente capaz
de llegar a Sundabar caminando.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Está bien, está bien, pero calla ya de una
vez – mi padre se giró y besó a mi madre con tanta pasión y con tanta intimidad
que me dio vergüenza mirar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo salió de la casa y se
puso a hacer estiramientos. Yo le seguí, me sentía incómoda mientras mis padres
seguían besándose y se susurraban cosas que di gracias de no poder escuchar. Le
miré y por primera vez no supe qué decirle. Él se acercó y me abrazó.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Perdóname, a veces olvido que ya no eres
una chiquilla – dudé unos instantes pero al final le apreté con fuerza contra
mí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Podría ir contigo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Podrías… pero si vienes me quitarás toda
la diversión, niña – se separó un poco y me sonrió con dulzura, se quedó
mirándome y respiró hondo mientras me acariciaba el rostro – Yo también
necesito que estés a salvo, Araya… Confía en mí, y en tu padre… y por todos los
dioses, ¡no llores! – sonrió de nuevo mientras limpiaba la lágrima que caía por
mi mejilla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No hagas ninguna estupidez, tienes mucha
tendencia a hacerlas… eres lo más importante que tengo… ¡y si no vuelves te
odiaré por toda la eternidad! – él sonrió como nunca lo había hecho, fue una
sonrisa plena, pude ver en sus ojos cómo mis palabras le habían llegado hondo.
Me besó en la frente y me abrazó de nuevo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tú también eres lo más importante, niña –
se separó, chocó su frente contra la mía y me soltó –. Pero he de admitir que
tu odio eterno sería algo digno de ver.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Dardo ¿estás listo ya?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Hermano, yo nací listo. Eres tú el lento,
me han salido canas de esperarte.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mi padre y mi maestro se
alejaron en la oscuridad de la noche hacia la escuela de magia. Mi madre me
apretó con fuerza la mano mientras los miraba alejarse, y yo me pregunté, al
mirarla, si debería sentir el mismo miedo que veía reflejado en sus ojos.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-10922641665841615082015-04-28T18:05:00.000+02:002015-05-05T15:21:03.968+02:00Capitulo 04. Maestro<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cierra los ojos y respira hondo, así, muy
bien. Respira pausadamente escuchando lo que te rodea. Escucha mi voz, escucha
los pájaros, escucha el agua del río fluir con la corriente, las copas de los
árboles mientras el viento los mece, las hojas secas ya en el suelo arremolinándose.
Escucha todo eso e intenta sentirlo. Siente cómo mi voz se introduce en tu
mente, siente la fuerza de los pájaros cada vez que baten sus alas, siente la
energía del agua que avanza sin enemigo alguno, el espíritu de los árboles y la
determinación del viento, siente la ligereza de esas hojas que se mueven en
silencio, como si nadie las estuviese observando.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Abrí levemente un ojo y le
miré. Estaba a mi lado sentado con una cara de concentración absoluta, con los
ojos cerrados y las piernas cruzadas. Sí, escuchaba el río y los árboles
mecerse, escuchaba a los pájaros pero no por el batir de sus alas sino por los
constantes graznidos que emitían… ¿pero las hojas? Me giré buscándolas en algún
punto y no las vi. Cuando devolví la mirada a mi arma, incrustada en la tierra
frente a mí, sentí los ojos azules de Dardo clavarse en mi rostro.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Esta es tu forma de sentir todas las cosa
que te digo? Intento enseñarte…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si, si, y yo quiero aprender, de verdad…
¿pero hojas? – volví a buscarlas con la mirada - ¿Dónde demonios hay hojas? –
él se inclinó sobre mí y me dio un golpecito con el dedo en la frente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Aquí dentro. Si no puedes hacer uso de la
imaginación ¿para qué diablos tienes cabeza? Tu energía interior no está hecha
únicamente para que sientas lo que te rodea, sino también para que sientas todo
lo que podría existir. La energía es infinita Araya, es pura y fluye por todas
partes. Fluye por ti, fluye por mí, por nuestras armas, por nuestra ropa, por
lo que nos rodea, pero también fluye más allá del río, fluye en las ciudades
más lejanas, en los guerreros caídos, los que caen en este instante y los que
salen victoriosos. Fluye en la sangre de la guerra, en la fuerza de la amistad
y en lo profundo del amor. Tienes que aprender a sentirlo todo, porque cuando
lo hagas será tanto el poder que puedas controlar, que te convertirás en el
guerrero más temido y respetado de los tiempos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Todo eso tengo que sentir? – sonrió con
cariño.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ahora parece mucho, pero es como caminar,
al principio cuesta, pero una vez aprendes ya no piensas lo que debes hacer,
simplemente lo haces. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Entonces una vez lo aprenda lo haré sin
más?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Bueno, es una forma de decirlo. Vamos,
entremos en casa, se ha hecho tarde.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Asentí y recogí el arma que me
había regalado hacía unas lunas, por mi decimoquinto cumpleaños, una espada
bastarda con la empuñadura en cuero negro. Me alegré mucho al recibir el regalo
y lo cuidaba con cariño y esmero.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo preparaba un viaje a
Amn, sus pasos lo llevarían durante bastante tiempo a Puerta de Baldurs, una
gran ciudad en Costa de la Espada. Según él yo aún no estaba preparada para
acompañarlo, pero me prometió que en su próximo viaje me llevaría.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo hablaba mucho de Amn.
Sobre todo de Athkatla. Tälasoth y él había nacido y crecido allí, en el
distrito portuario. En aquella tierra habían comenzado sus aventuras, sus
trapicheos, sus locuras, sus guerras, sus amores y desamores. Hablaba mucho de
la gente, de las estructuras y de los bosques. Me contó que estuvieron fuera
casi dos años que se le hicieron interminables, pues adoraba aquella región.
Viajaron a Thezhir buscando nuevos retos o nuevos contactos, y allí conocieron
a Neru. Mis padres se enamoraron en seguida y entonces muchas cosas cambiaron.
Cuando regresaron a Athkatla las aventuras dejaron de ser tan alocadas, las
luchas a muerte se convirtieron en retiradas cautelosas, el polvo y la suciedad
se convirtió en paseos bajo la luna y besos entre arbustos. Sin duda, al
principio Dardo había encontrado en Neru una enfermedad, pero con el tiempo, y
nuevos compañeros de armas, se fue acostumbrando. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“Si alguna vez te enamoras –
me dijo una noche – no cambies nunca. No dejes de ser quien eres, no sueltes tu
arma ni dejes de acudir a batallas por miedo a perder aquello que amas, pues
ese es nuestro mayor enemigo”</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Él había amado una vez, la
guerra y la sangre se la habían arrebatado, pero las pocas veces que hablaba
sobre aquella mujer sus ojos brillaban con intensidad, recordando cada movimiento
suyo en la batalla. La perdió, pero supo que ella había caído con honor y supo
que no habría ninguna otra muerte que ella desease más.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo se marchó tres días
después. <span style="font-family: inherit; font-weight: normal; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El
sol se alzaba en el punto más alto y aún así nevaba ligeramente. Allí siempre
hacía frío pero el cariño de mi maestro amenizaba hasta la peor de las
tormentas. Quise correr hacia él y abrazarle, quise decirle que tuviese cuidado
y que volviese pronto, que no se olvidase de mí, pero me quedé allí de pie,
estoica, consciente de que aquella despedida era una prueba más de mi fuerza
interior, dando vueltecitas entre los dedos a aquel dardo plateado que me había
dado años atrás, mordiéndome el labio mientras su figura se difuminaba entre el blanco de la nieve y el silencio y aquellas palabras volvían a resonar en mi
cabeza, haciéndome sonreír.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-weight: normal; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: inherit;">“No
llores…”</span><b><o:p></o:p></b></span></div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-23619683214069527712015-04-20T18:04:00.000+02:002015-04-25T23:24:30.096+02:00Capitulo 03. Elección.<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mamá – le dije a Neru mientras me arropaba
- ¿Se quedará Dardo con nosotros? – ella me besó en la frente y me tapó hasta
los hombros.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mi ángel, los caminos de un viajero son
tantos y tan cambiantes…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Pero a mí me gusta – sonreí y saqué el pequeño
dardo plateado –, me dio esto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Neru sonrió con cierta
nostalgia mirando el dardo, yo no lo sabía entonces, pero aquel pequeño objeto
tenía mucho más significado del que pensaba. Volvió a besarme en la frente y me
retiró algunos mechones de la cara antes de apagar la luz y salir de mi
habitación.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pobre inocente elfa si
realmente pensaba que iba a quedarme allí tumbada. En el momento en que escuché
sus pasos bajar por la escalerilla, me levanté y caminé a hurtadillas hasta que
pude escucharles. Al principio la voz de mi padre era una mezcla de añoranza y
reproche, luego fue serenándose hasta incluso quedar apagada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Podrías haber escrito o… mandar un
mensajero… algo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Lo sé, y creeme que lo siento, pero no he
tenido unos años sencillos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y tampoco un segundo para escribir a tu
familia?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ni siquiera sabía dónde estabas, Tälasoth.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Creí que habías muerto… ambos lo creímos.
Te enterramos, te lloramos…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Siempre fuiste muy precipitado – Dardo rió
un poco y su risa contagió a mi padre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Sí,
supongo que sí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El olor a té de hierbabuena
inundó el ambiente y los halagos por la casa o la comida hicieron desaparecer
mi interés. Me dediqué a darle vueltecitas al pequeño dardo, mirándolo
detenidamente mientras el brillo iluminaba mis ojos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-
¿Cómo entonces supiste que estábamos aquí?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Oh, no lo sabía, pero tenéis una hija muy
curiosa – sonrió –. He de admitir que cuando pronunció nuestro apellido me
sentí emocionado a la par que confuso.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Confuso?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si, bueno, no es un apellido que haya
escuchado en otro lugar, así que era poco probable que fuera otra familia pero…
Araya es humana - aquello devolvió mi
interés por la conversación.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si, es cierto. Deseábamos un hijo pero los
dioses deben habernos maldito por el pasado y, por mucho que lo intentamos
nunca pudimos concebir. Araya fue un regalo, quizá por las súplicas o quizá
sólo un capricho del destino. Neru la encontró en un canastro a la deriva de un
pequeño río a las afueras, se fue a pescar y regresó con una hija. Avisamos a
la guardia y pusimos algunos carteles, pero nadie la reclamó. Cuando nos
dijeron que la mandarían a un horfanato…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Os la quedasteis sin más.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cuanta frialdad pueden albergar aún tus
palabras, Dardo T’haril – sin duda a mi madre le dolió la forma en que Dardo lo
había dicho, casi como un reproche.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No es frialdad, mi querida Neru, sino una
realidad. ¿Qué sucederá cuando la niña crezca y empiece a hacer preguntas?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Araya sabe todo cuanto hay que saber,
nunca quisimos engañarla y en el primer instante en que preguntó se le contó la
verdad. Es lista, muy lista, enseguida notó las diferencias físicas que nos
separan.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si, es lista… y atrevida, y tiene un brillo en los ojos que he visto ya
en otra parte.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Qué quieres decir?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿No os habéis fijado? Es un brillo
especial, un fugaz destello en sus ojos casi imperceptible por el azul tan
intenso que los adorna. Podría llegar a ser increíble…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ni lo sueñes.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Por qué?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Esa clase de años fueron dejados atrás
hace mucho, Dardo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No puedes darle la espalda al pasado como
si nunca hubiese ocurrido, hicimos cosas de las que no me siento orgulloso,
Tälasoth, pero también hicimos grandes cosas, grandes aventuras, grandes
encuentros, grandes batallas…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tú tuviste grandes batallas, guerras
interminables de las que jamás querías salir, tú y tu dichoso clero siempre en
el centro de todo enfrentamiento mientras blandías tus armas con ese brillo del
que hablas. ¿Pero qué hicimos nosotros?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Te vi luchar ferozmente contra tantos
enemigos que no sería capaz de enumerarlos, os vi, a ambos, pelear con uñas y
dientes, con armas o sin ellas, con todo lo que hubiese a vuestro alcance.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Eran otros tiempos, Dardo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Sin embargo no has colgado tu túnica.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ahora soy maestro en la escuela de la
región y Neru colgó el arco hace muchos años.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿De verdad? – escuché el sonido de un
silla arrastrarse y me asomé un poco por la barandilla hasta verlos. Dardo le
había cogido las manos a Neru mientras ella intentaba en vano zafarse – Estas
manos no son de alguien que ha destensado su más preciado objeto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Suéltame…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Los callos, los rasguños… ¿qué le
dices?¿Que te cortas cocinando?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Basta hermano, ya no somos niños, ya no
corremos por las laderas persiguiendo trolls o salvaguardando a los
desfavoridos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Yo sí. Y sólo tengo sesenta años menos que
tú.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tälasoth… - mi madre se sentó y suspiró
largamente – la verdad es que yo añoro esos tiempos…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Neru…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Sentía un poder increíble y cuando las
gentes me miraban podía ver en sus ojos la admiración o el respeto. Aquí nadie
nos conoce y para ser peor muchas
mujeres me llaman “La mujer del
hechicero”… es horrible – sonrió levemente –. Hace unas horas hablábamos
del futuro de Araya. Tú deseas que sea
una gran arcana pero lo cierto es que a tu hija le aburre la magia, sin
embargo… la he visto blandir una espada de madera y no imaginas la sonrisa en
su rostro. Creo que nuestra hija fantasea con las mismas batallas que nosotros
libramos hace tantos años. Ella tiene elección, Tälasoth, y por mucho que me
moleste decirlo quizá Dardo tenga razón… yo sí he visto ese brillo en sus ojos.
Al principio pensé en el reflejo de alguna luz, pero empecé a verlo más a
menudo –miró a Dardo – es el mismo brillo que tienen los tuyos, pero más tenue,
más… </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Desentrenado – el silencio volvió a
adueñarse de la habitación durante unos segundos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Qué propones?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Dejadme enseñarla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Quieres que te entregue a nuestra hija
para que la conviertas en….ti?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Más o menos, sí – les dedicó su más sincera
sonrisa –. Aunque no tienes porque entregármela, así dicho hasta a mí me suena
mal. Podría quedarme yo. He visto que hay algunas casas sin ocupar por la aldea
y podría ser el momento de echar algunas raíces.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Porqué no dejamos que Araya decida?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mi padre suspiró y meneó la
cabeza varias veces. Tanto Neru como Dardo permanecieron en silencio todo el
tiempo que Tälasoth estuvo pensativo, sin duda buscando en su interior la
respuesta adecuada. Yo cada vez estaba más nerviosa y estuve a punto de gritarle
que se decidiese de una vez. Al final vi cómo sus hombros se encogían y alzaba
la voz.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Araya, cariño, baja de las escaleras – di
un respingo y me quedé petrificada en el sitio mientras mi padre se giraba con
tranquilidad y me miraba –. Baja, no importa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Bajé las escaleras muerta de
la vergüenza mientras Dardo reía con suavidad. Se levantó de la silla y se
acercó, acuclillándose a mi lado. Me quitó el dardo y lo giró entre los dedos
con una elegancia y una destreza sorprendente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Es mío! – se lo quité haciéndole sonreír.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Araya, ¿recuerdas la noche del cobertizo?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¿Qué noche del cobertizo?!- Tälasoth se
levantó sorprendido y Dardo alzó un dedo en su dirección haciéndole callar.
Nunca había visto a nadie silenciar de esa forma a mi padre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Araya? – asentí –. ¿Recuerdas a la mujer?
– Asentí de nuevo - ¿Y la espada que cogiste? – Sentí a mi padre estremecerse y
asentí nuevamente con algo de miedo –. Tranquila, no debes tener miedo.
¿Recuerdas lo que sentiste?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mmmm… me picaban los dedos – sonreí y
contagié la sonrisa a Dardo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y qué más?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No sé… era como cuando tienes hambre que
sientes una cosa rara en la tripa y, luego me picaba el brazo y se me puso la
carne de gallina.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Y gristaste, ¿te acuerdas? – asentí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mmmm… pero no sé por qué, me sentía pesada
y cuando grité se pasó. ¿Por qué? ¿He hecho algo malo?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No princesa, para nada. Lo que sentiste
fue tu espíritu interior – me tocó el pecho con un dedo – la fuerza que yace en
lo más profundo y escondido de tu cuerpo. Muy pocos saben de su existencia y
muy pocos aprenden a controlarla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Para qué?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Para ser mejores guerreros. Dime Araya, ¿quieres eso tú? – sonreí asombrada y miré a mi padre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Ya no tengo que estudiar magia? –
Tälasoth me dedicó una leve sonrisa derrotada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Puedes hacer lo que quieras, cariño.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Dime entonces, ¿quieres que te enseñe?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y podré luchar contra dragones? ¿Liberar
ciudades o encontrar tesoros? – Dardó rió.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Quizá con el tiempo, pero tendrás que
entrenar mucho y tendrás que hacerme caso, sobretodo eso – Levantó frente a mí
el dardo plateado, lo miré asombrada pues ni me había dado cuenta de cuándo me
lo había vuelto a quitar –. ¿Qué me dices,
pequeña?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Asentí emocionada mientras
cogía con cuidado el pequeño dardo, lo tomé con fuerza y decisión y miré al
hombre que había cambiado mi vida. </div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sólo entonces vi aquel brillo
en sus ojos azules, un brillo cautivador que me hizo saber que Dardo era mucho
más que un simple guerrero.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-4713171613256836172015-04-14T18:04:00.000+02:002015-04-25T23:24:15.607+02:00Capitulo 02. Visita<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¿Te has vuelto completamente loca?!
¡¿Tienes la más remota idea de lo que nos has hecho pasar a tu madre y a mí?!
¡¿Crees que puedes ir correteando por las afueras como si fueras un adulto?! ¡Silcweanil
laail Araya!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mal… sabía de sobra que cuando
Tälasoth maldecía en élfico era porque estaba realmente enfadado. La vena de su
frente palpitaba al son del fuego de sus ojos y no dejaba de llevarse las manos
a la cabeza, realmente consternado. Mi madre adoptiva estaba sentada al otro
lado de la mesa con las manos entrelazadas sobre ella, el pelo rubio le caía
sobre los hombros y sus ojos negros miraban serenos a su esposo, a punto,
seguramente, de explotar de ira.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Él siguió maldiciendo en su
lengua natal durante unos segundos más y, aunque todavía no había aprendido el
idioma, por la expresión de mi madre elfa deduje que no decía cosas agradables.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Yo tan sólo me limité a
agachar la cabeza y sacar el pequeño dardo plateado que había conseguido hacía una
dekhana, dándole vueltecitas entre los dedos bajo la mesa recordando lo que me
había dicho aquel misterioso hombre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“No llores”</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dijo que vendría a buscarme,
pero habían pasado ya diez días y no había vuelto a saber de él y aquella noche
me había vuelto a escabullir y había corrido hacia el cobertizo. Si se había
marchado, si había jugado con los sentimientos de una simple niña, quería verlo
con mis propios ojos. Cuando puse la mano sobre la puerta y la empujé, la luz
de la luna iluminó su interior vacío. Sentí las lágrimas inundar mis ojos pero
pude controlarme, apreté el pequeño dardo entre mis insignificantes manos y
corrí por el viejo camino alejándome aún más de la ciudad, más allá de las
granjas y los cobertizos. Le llamé varias veces pero no hubo respuesta a mi
súplica y me sentí traicionada. Me hice una bola abrazando mis rodillas y me
quedé allí quieta, bajo un árbol, luchando por no romper a llorar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Casi amanecía cuando un
anciano mercante me encontró, Nevesmortas no era famosa por ser grande, de
algún modo todos nos conocíamos, así que el viejo Nargul me reconoció al
instante, me cogió de la mano y me sonrió con cariño. “Ven princesa, te llevaré
a casa”</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al principio, Tälasoth me
había abrazado con tanta fuerza que pensé que me rompería en mil pedazos, luego
Neru me bañó y me dejó dormir largas horas. Pero ahora, sentada en aquella
mesa, lo único que ahogaba el rugir de mis tripas eran los gritos de mi padre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Tienes algo que decir, señorita?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Amor, relájate un poco.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡No me pidas que me relaje Neru! Tú mejor
que nadie sabes los peligros que hay ahí fuera.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Lo sé, pero la niña está bien, está a
salvo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¿A salvo?! ¡¿Con una impulsividad como
esa cómo diantes va a estar a salvo?! ¡Tiem anewela cela weelaa! ¡¿En qué
pensabas?! ¡¿Dónde fuiste?! – se hizo un largo silencio y deduje que esta vez
sí debía hablar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- A las granjas…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- A las… a las granjas… estupendo… si,
perfecto…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tälasoth…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No, tu hija se va de aventuras por las
granjas, es maravilloso, ¡Silmileleccelae! ¿Quieres una hoz? ¿Quieres un
huerto? Porque quizá yo estoy aquí perdiendo el tiempo intentando que estudies
y aprendas algo importante en la vida y tú sólo quieres ser una vulgar
granjera!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La magia me aburre…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Si mi pequeña incursión a las
afueras no había derrumbado a mi padre, aquellas palabras sí lo hicieron.
Seguramente, decirle a un gran hechicero que la magia era aburrida no era lo
más acertado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Esto es el colmo! ¡¿Qué te aburre?! ¡¿Si
ni siquiera tienes la capacidad de mantenerte sentada cinco minutos cómo
demonios vas a saber si te aburre o no?!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tälasoth, sólo tiene seis años…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¿Sólo?! ¡¿Sólo?! ¿Tienes idea de lo que
son seis años humanos?! ¡¿Crees que vivirá cien años acaso?! ¡No
puede quedarse ahí sentada sin hacer nada!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Acaso tú en tu niñez sabias lo que
deseabas?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Yo fui un innato, no tuve elección! </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Exacto. No tuviste elección Tälasoth, pero
ella sí la tiene.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i><b>“Toc, toc, toc”</b></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los tres desviamos la mirada
hacia la puerta, el ambiente se calmó al instante y ví cómo la vena de mi padre
se iba deshinchando a cada paso que daba hacia la puerta de entrada. Aproveché
el momento para bajar de la silla y dar un paso hacia las escaleras que subían
a mi habitación, pero Tälasoth se giró y me señaló con el dedo a la par que
abría la puerta.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ni se te ocurra jovencita, no he terminado
contigo – se giró para ver al que había llegado sin dejar de hablar –, no creas
que puedes…. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El silencio fue tan repentino,
tan confuso. Sentí el corazón de mi padre detenerse durante un segundo mientras
mi madre ahogaba un grito llevándose las manos a la boca, los dos estaban tan
sorprendidos de la visita que fui incapaz de irme a hurtadillas. Miré a mi madre
y vi cómo las lágrimas afloraban en sus ojos mientras mi padre seguía allí,
petrificado, sin pronunciar una sola palabras. Me subí sobre la silla y apoyé
las manos en la mesa para inclinarme y poder ver al recién llegado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Dardo… - su nombre pronunciado por mi
padre me dejó atónita y, a pesar de que no entendía nada, sonreí al verle de
nuevo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Hola… hermano… </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mi padre le abrazó con tanta
fuerza, con tanto cariño como me había abrazado a mí la noche anterior, cuando
me llevaron a casa. Jamás había visto a mi padre un impulso así con otra
persona que no fuéramos mi madre o yo, nunca le había visto abrazar a nadie, y
sin embargo allí estaba, apretando tan fuerte a Dardo entre sus brazos que los
escasos músculos se le marcaban y percibí sus hombros contraerse en un llanto
ahogado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dardo le correspondió en el
abrazo y me dedicó un guiño. </div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Quizá el mundo se detuvo en
ese momento, porque ni siquiera yo recuerdo cuánto tiempo estuvieron abrazados.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-81964575925954812732015-04-10T18:03:00.000+02:002015-04-14T14:19:45.273+02:00Capitulo 01. Encuentro<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-large;">Araya, hija de la guerra.</span></div>
<br />
<br />
¿Que quién soy yo? Jé…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Soy el arma en la batalla, soy
la tempestad en el fulgor, soy el fuego de la guerra y el filo de la victoria.
Soy la luchadora constante, la herida en la noche, el golpe de gracia, la
sangre de mis aliados, de mis enemigos… de los combatientes.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
¿Qué quién soy? Me llamo Araya
T’haril, humana de pura cepa, aprendiz de Kensái y canalizadora del Ki.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Esta, es mi historia. Pero no
es una historia cualquiera. Podría haberla sido si tan sólo hablase de mí, pero
para conocerme os debo hablar también de él… </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Yo tendría unos seis años la
noche que le conocí. Mi hogar estaba cerca de las puertas de Nevesmortas,
hermosa aldea de Marca Argentea, reino del frío y los secretos. Mi padre
adoptivo, un elfo de ya entrada edad y quizá uno de los hechiceros más
reconocidos en ese momento, no cesó en su empeño ni un solo día de mostrarme
los entresijos de la urdimbre, me traía cada día un libro nuevo de la
biblioteca mostrándome así su percepción del mundo. Claro que aquellos libros
siempre terminaban en la misma esquina amontonados, no es que yo no supiese
apreciar la magia, era, simplemente, que me aburría.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La noche de mi sexto
cumpleaños me escabullí más allá de los muros de la aldea. En mi aburrimiento
diario me dedicaba a buscar juegos propios imaginando invasiones de hordas de
orcos, trasgos asustando a gallinas indefensas o el ataque de un enorme dragón
negro. Por descontado, yo salvaba siempre la ciudad de aquellas intrusiones y
unos días me nombraban miembro honorífico de la Guardia, otras hacían una
estatua en mi honor… ese tipo de cosas que sólo los niños son capaces de
imaginar… eso sí era diversión.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero aquella noche… </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cansados de que “los bandidos”
irrumpieran en sus huertos y destrozaran los espantapájaros, los granjeros
habían perfeccionado las cerraduras de las verjas. Yo era muy niña para
saltarlas y muy débil para romperlas, sin embargo una de las puertas de los
cobertizos estaba abierta. Me colé en silencio y con disimulo a curiosear, pero
allí no había animales, ni un solo caballo, vaca, gallina o cualquier otra cosa
que criasen. Allí sólo había un hombre mal herido, un elfo sentado en el suelo
casi desangrándose intentando cerrar una herida de la forma más basta que jamás
hubiese visto. Al toser, escupía sangre y cuando me miró sus ojos estallaron en
llamas de ira y violencia. Intentó levantarse, pero no pudo. Yo di tres pasos
hacia atrás antes de ponerme a correr como una loca de vuelta a casa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Durante el camino, pasaron por
mi mente toda clase de cosas, y eso sólo me hacía correr más rápido. Entré en
la aldea mientras los guardias me gritaban que tuviese cuidado, atravesé varias
callejuelas oscuras evitando la principal y llegué a casa. Abrí la puerta de un
golpe, subí las escaleras hasta el dormitorio de mis padres adoptivos y entré
en el baño.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Una hora más tarde volvía a
estar en el cobertizo con una mochila casi tan grande como yo llena de vendas,
antisépticos, pociones varias que no sabía muy bien para qué servían, pastillas
de todo tipo y colores y un bote de crema cicatrizante.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El hombre, oscuro y siniestro,
seguía allí tendido. Al parecer había logrado que la herida dejase de sangrar,
pero estaba pálido y jadeaba.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cuando me miró, sus ojos
azules brillaron en la oscuridad. Yo nunca había visto unos ojos así.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me acerqué sin miedo alguno y
dejé la bolsa frente a él, dándole una patadita para que se tumbase y la
mercancía cayese. Nos miró desconcertado a la bolsa y a mí, alternándonos, pero
su frustración fue mayor cuando le dirigí mi mayor sonrisa y salí de allí corriendo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Años después, me confesó, que
lo que me salvó la vida aquella noche fue mi templanza. No vio miedo en mis
ojos, ni duda, ni un resquicio de temblor en ninguna parte de mi cuerpo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Durante los siguientes días
acudí a hurtadillas al cobertizo, él nunca estaba, pero a partir del tercer día
había pequeños obsequios allí dónde le había encontrado. Gemas extrañas de
colores hermosos, flores que nunca había visto en las cercanías, anillos que
brillaban con reflejos extraños… los guardé todos a buen recaudo hasta que
llené una caja entera.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pasaron dos dekhanas hasta que
volví a verle.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿No sabes que la curiosidad mató al ogro?
– fue lo primero que me dijo el día que me pilló cotilleando.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡No soy un ogro!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Ah no? – se acercó y me tomó de la barbilla
– Mmmm… nariz de ogro, ojos de ogro…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡¡No soy un ogro!! – le aparté de un
manotazo llevándome las manos a la nariz preocupada mientras él reía.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No, no lo eres – sonrió y me miró de nuevo
con aquellos ojos azules, tan hermosos, tan brillantes… - Pero incluso un ogro
me temería, niña. ¿Por qué tu no?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Eres malo? – sonrió de nuevo y me tendió
la mano. No se parecía en nada a mi padre adoptivo, sus rasgos eran duros y
firmes, se le veía fuerte como un orco a pesar de que estaba delgado como una
pluma, sus músculos se marcaban fibrosos a cada movimiento que hacía, ágil y
decidido. El pelo blanco le caía por delante de la cara, vestía ropas oscuras y
llevaba cuatro estoques, dos en la espalda y dos en la cintura.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Hoy no, pequeña. Dime, ¿cuál es tu nombre?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Araya – le estreché la mano contenta – Araya
T’haril – le solté la mano mientras él fruncía el ceño mirándome - ¿Tú?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Yo, niña, me llamo Dardo – reí un poco,
divertida.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Que nombre más raro – él se sentó con las
piernas cruzadas frente a mí y me sonrió.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Sí lo es, niña… sí lo es. Ahora ve, debes
irte.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Por qué? Acabo de llegar… - busqué como
tantas otras noches el regalo de aquella vez, pero en el lugar donde habían
estado siempre los objetos ahora sólo habían dos sacos medio rotos, una espada
inmensa y varias mantas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Debes irte, Araya T’haril – alcé la mano
hacia él y puse morros.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Siempre me dejas algo – él rió y sacó del
bolsillo un pequeño dardo plateado, me lo tendió y cuando fui a cogerlo lo
alejó de mi alcance.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Este dardo es especial, no puedes
desprenderte de él de ninguna manera, no lo vendas ni lo regales… y sobretodo
no lo pierdas – asentí contenta y llevé ambas manos hacia él para coger el
pequeño dardo. Lo miré y lo guardé en el bolsillo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Qué tierno… - dí un respingo y antes de
darme cuenta Dardo me cogió del hombro y me puse detrás de él. Yo ni siquiera
había pestañeado y él ya había desenfundado los estoques del cinto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De las sombras surgió una
mujer semidesnuda que se contorneaba cada vez que daba un paso. Desaparecía y
aparecía en la oscuridad y sólo el destello de luz de sus cortas espadas
delataban su presencia.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Ahora te has vuelto paternal?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Deja que la niña se marche.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Uih ni lo sueñes – rió sensual –, ahora
será mucho más divertido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Podría explicar paso por paso
cómo fue la pelea, pero tan sólo sería una lista de movimientos interminables.
Sólo cabe decir que aquella extraña mujer acabó desarmando a Dardo tras una
larga batalla, que lo arrinconó contra la pared y le hundió el arma en un
brazo. Su gemido fue como un bofetón, una descarga eléctrica que recorrió todo
mi cuerpo, yo sólo era una niña pero incluso una niño debía ser capaz de hacer
algo en una situación así. Pensé en las cientos de historias a las que había
jugado, a los orcos, trasgos y dragones a los que me había enfrentado en mi
imaginación… entonces sentí algo en mi interior, una punzada de energía, una
escalofrío recorrer absolutamente todo mi cuerpo dejando un hormigueo en mis
manos, sentí una extraña vibración que provenía de aquella inmensa espada
tirada en el suelo junto con las cosas del elfo y no dudé. Cogí el arma con
ambas manos y al tocarla sentí como si se fusionase con mis dedos, como si no
hubiese ninguna arma en el mundo que no fuese aquella la que debía coger. Corrí
hacia aquella mujer y sentí la energía recorrer mi cuerpo, deslizarse por cada
resquicio y dirigirse a mi hombro, a mi brazo, a mi muñeca, a mis dedos… a mi
arma.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Grité, dejando así que la
energía de mi interior estallase, ella se giró sorprendida y le clavé la enorme
espada en el vientre. Su sangre manchó mi rostro pero no me importó, no solté
la empuñadura hasta que su cuerpo cayó inerte en el suelo y la mano de Dardo
cogió las mías. Cuando me tocó, la energía que había sentido se desvaneció, al
igual que mi consciencia.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Desperté varias horas después,
Dardo lo había recogido todo y había limpiado las manchas de sangre en mi piel.
El cuerpo de la mujer no estaba y él había recuperado sus armas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me incorporé y froté mis ojos,
confusa. Él se acercó y frunció el ceño.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Estás bien? – asentí –. Bien, ahora
quiero que me mires y hagas lo que te diga, sin preguntas y sin rechistar ¿entendido?
– su tono no me gustó, era duro y algo malhumorado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Bien, vete a casa Araya. Vete y no vuelvas
nunca a este cobertizo – arrugué la nariz y se me enrojecieron los ojos –, no
quiero…. Oh dioses… no llores, no, Araya – alzó un dedo frente a mí y cambió el
gesto a uno más cálido– no llores.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Secó las lágrimas de mi ojos y
suspiró largamente, me arregló el flequillo y sacó de mi bolsillo el dardo
plateado que me había dado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No llores – asentí y cogí el dardo –. Vete
a casa y no vuelvas aquí, yo iré a buscarte.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En la oscuridad del cobertizo,
mientras yo corría hacia casa, Dardo se quedó mirando la espada bastarda que
había cogido con mis pequeñas manos, una espada que me sacaba dos cabezas y que
había sido capaz de manejar como si fuese tan sólo una prolongación de mi
cuerpo. La tomó en sus manos e intentó comprender por qué aquella espada había
despertado en mí la energía interior que había canalizado a través de ella.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En la oscuridad del cobertizo,
mientras yo corría hacia casa, Dardo sonrió.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-33276972473490428092015-04-10T17:59:00.002+02:002015-04-10T17:59:59.418+02:00Capitulo 10. Petición (Final)<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Dos días estuvo inconsciente,
a cubierto en aquella tienda dónde un licántropo con forma de hombre la cuidaba
día y noche. Salía a cazar cuando tenía hambre y tan sólo se alejaba de allí
cada anochecer, cuando su cuerpo aullaba con libertad a la luna y él luchaba
por dominar a la bestia que llevaba dentro.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cuando despertó al amanecer
del tercer día, le vio allí sentado. Sus ojos cerrados, su respiración calmada
y el pequeño recipiente de incienso que humeaba a su vera fueron detalles
suficientes para saber que rezaba en silencio. Quizá por él… quizá por ella…
nunca lo supo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Debió sentirla pues abrió
ambos ojos y la miró serio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ya era hora – ella sonrió, aunque nunca
hubiese pensado que sonreiría en una situación así.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Qué ha pasado?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Larms te mordió – Isazara volvió a revivir
lo sucedido y sintió nauseas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Entonces soy…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No – sentenció y se incorporó, decidido a
salir de la tienda.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿No? – corrió la suave tela que hacía las
veces de puerta y se quedó allí, sin mirarla.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Parece que has tenido suerte. La herida se
está cerrando, debes descansar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se marchó sin dejarla decir
nada más. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los días fueron pasando, las
noches llegaron a su fin, ella mejoró y él creyó oportuno regresar. Saldría a
cazar algo aprovechando la llegada de la luna, y tras la cena, partirían. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Una vez sola, Isazara se quedó
mirando el techo, pensativa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No era la primera vez que lo
había pensado. Aquella noche, en el bosque, estuvo a punto de pedírselo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Acaso quieres ser débil siempre?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Pues entonces entrena, aprende y supérate.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No quiero ser débil… ni quiero ser la
presa…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“Quiero ser como tú”</i> Esas debieron ser sus siguientes palabras, eso
fue lo que quiso decirle. Pero no lo hizo porque estaba convencida de que él no
la creería preparada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
¿Realmente quería esa vida?
¿Quería ese don? Málar se lo había arrebatado ahora de las manos, de la sangre…
¿Por qué? ¿No la creería digna?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se incorporó al encontrar la
respuesta, y aquella idea le rondó la cabeza durante una dekhana.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Una noche de luna llena, le
encontró sentado en un árbol, esperando la llamada de los suyos. Tan sólo
desvió levemente la mirada al escucharla… aunque seguramente haría mucho que
sabía que iba hacia él. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Vete, no quiero que me veas cambiar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No me importa…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Pero a mí sí. Vete.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No – resopló.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Tan incapaz eres de seguir una orden?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Si lo hiciera con qué ibas a regañarme
entonces? – él meneó la cabeza, aunque sonrió.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Isazara se hubiese quedado
allí, sentada a su lado esperando el cambio, hablando con él, escuchando su
voz, sus relatos… se hubiera quedado allí todo el tiempo que hubiesen querido…
pero tiempo, precisamente, no tenía.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Marcus… ya lo he entendido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Mh?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Hace tiempo que quiero hacerlo, pero nunca
he encontrado el momento oportuno – él enarcó una ceja, perdido – Lo sucedido
con Larms significa algo. Una señal de que tengo la opción de elegir.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Para, para, para…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No, escúchame. Málar me da la oportunidad
de gozar del don que os dio a vosotros, pero si no me he transformado ha sido
porque no desea que sea algo impuesto. No desea que mi don sea fruto del odio o
la venganza – la miró incrédulo – Creo que si no me he convertido es porque
quiere que elija.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Isazara…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Me dijiste que no querías que fuese así…
que esperabas que te lo pidiera.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Isazara…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Te lo pido. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Silencio, sólo hubo eso entre
ellos durante unos minutos, mirándose a los ojos, quizá igual de decididos como
sorprendido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Sólo a ti. Pues no quiero que sea ningún
otro. No quiero que sea un Larms encolerizado, ni un Phineas quizá caprichoso…
y mucho menos cualquier otro que me cruce por el camino… quiero que seas tú.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Los múltiples aullidos que se
escucharon cortaron la conversación. La luz de la luna iluminó el cuerpo de
Marcus, que se apoyó en el árbol y se convulsionó, apretando las manos en la
corteza, ahogando el dolor.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al abrir los ojos, ya no había
humanidad en ellos. Sólo un lado animal y salvaje que miró con fijeza a
Isazara. La cicatriz del cuello se clavó en su mente, única señal ahora de
aquel desafortunado enfrentamiento. Ella tan sólo estaba allí, de pie, inmóvil,
mirándole decidida.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Te lo pido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En la oscuridad de la noche, en la profundidad del
bosque, lo único que se escuchó fue el sonido desgarrador de una bestia
mitológica. Ningún otro ser vivo se atrevió a emitir el más leve gemido,
pues todos y cada uno de ellos huyeron aterrorizados
ante el aullido del lobo.</span>Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-11430225133139108612015-04-10T17:58:00.003+02:002015-04-10T17:58:25.714+02:00Capitulo 09. Mordisco<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Qué has hecho, Marcus? – Larms entrecerró
los ojos, furioso.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Nada, la he criado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Criarla? – señaló a Isazara con desprecio
- ¿Qué significa eso exactamente?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La he educado en nuestro dogma.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Eres un imbécil. Nos venderá… somos
escoria para ella.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No lo hará.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tienes suerte de que Main no esté aquí, te
arrancaría las tripas…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Main está muerta, Larms, déjala estar.
Además ella también hizo lo suyo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Larms volvió a mirarla con
desprecio, fue a dar un paso hacia ella pero la figura de Marcus fue más rápida
y se interpuso.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Escucha, Málar no sólo nos tiene a
nosotros… también acoge a otro tipo de creyentes… no podemos valernos sólo por
la manada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Eres un estúpido… siempre lo has sido. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Venga, no es para tanto… a Phineas le cae
bien.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Tú verás… pero más vale que cumpla su palabra…
por su bien – sonrió macabro mientras pronunciaba aquellas palabras y se fundía
en las sombras.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El silencio los envolvió
durante segundos que se hicieron eternos para Isazara, aquella situación se
había producido por su lengua larga, y la culpabilidad ahora la ahogaba.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Lo siento…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No importa, tenía que decírselo
igualmente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Una manada de osos rugió con
fuerza en el norte y ambos caminaron hacia allí. Larms luchaba contra ellos tan
sólo con sus puños. Los mató a todos y comió de ellos, cual salvaje desquiciado
y fuera de control. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El cielo comenzó a
oscurecerse.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Te has mentido a ti mismo, Marcus.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Uh?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Esto sólo demuestra que no aprecias tu
don.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La luna se dio a conocer en el
firmamento y ambos hombres cambiaron. Sus cuerpos se convulsionaron y aullaron
fieros. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sin previo aviso, Larms se
lanzó contra Marcus, lo embistió y le golpeó con fuerza en el pecho, dejándole
sin aliento y aturdido. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Basta!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Isazara gritó asustada,
preocupada y culpable. Sabía que poco o nada podía hacer en una batalla entre
licántropos… per no quería que se hicieran daño… no quería que Marcus saliese
herido por su culpa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Larms se alzó y la miró
amenazante. Ella se congeló e el acto, no podía mover ni un músculo. Sin duda,
ese licántropo poco tenía que ver con el lado que Marcus le había enseñado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Caminó hacia ella y rugió tan
feroz y con tanta violencia, que Isazara supo cómo acabaría todo. Se fundió en
las sombras y desapareció. Ella giró sobre sí misma con violencia, luchando,
inútilmente, por encontrarle.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Entonces sintió cómo algo la
sujetaba por la espalda, la bestia mística cobraba forma tras ella y unos
colmillos afilados y desgarradores se hundían en su cuello.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El dolor fue exagerado. Le
arrancó la carne y la desgarró, lanzándola con asco lejos de él. Marcus se
lanzó sobre el agresor… pero de nuevo se fundió en las sombras… y se quedaron
solos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ella intentaba taponar la
herida, que no dejaba de sangrar, manchando así todo su cuerpo. Marcus la
observó en silencio durante unos segundos y reaccionó. Virtió sobre la herida
un líquido que cortó la hemorragia… pero la herida no sanó.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La ayudó a levantarse y la
obligó a caminar. No podían quedarse allí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Las piernas de Isazara
fallaron varias veces, sólo los fuertes brazos de él impidieron su caída. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La luna los iluminó y el
suspiro del hombre lobo fue casi eterno.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Isazara… te ha mordido cuando la luna
estaba más alta… si mañana empiezan las fiebres…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cállate – musitó ella, apenas consciente –
Sólo llévame a casa…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Marcus asintió y se adentró en
el bosque. Allí, horas más tarde, un pequeño y escondido campamento refugiaba a
ambos. Isazara perdió el conocimiento en cuanto su cuerpo se relajó, y él se
quedó a su lado, cuidándola… y esperando.</div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No quería que fuese así… - le había dicho
- esperaba que algún día me lo pidieras…</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-19756323857082087852015-04-10T17:57:00.005+02:002015-04-10T17:57:52.126+02:00Capitulo 07. Caza<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mira estos surcos… ¿Ves las marcas de
alrededor? Está más hundido que el resto. Eso es porque o está muy gordo o
lleva una armadura pesada – Isazara rió levemente y Marcus sonrió – Me inclino
más por lo segundo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Anduvieron unos metros hasta
detenerse de nuevo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Mira estas, son muy finas… quizá un elfo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Araña…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No, las arañas dejan otro tipo de huellas
– la niña dio un par de toquecitos en el hombro al explorador.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No, digo que hay una araña – señaló frente
a ellos y Marcus resopló.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Odio las arañas…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Varias dekhanas habían pasado
desde la confesión tan extraña que ambos se habían hecho, y ahora, como si el
mismísimo Málar así lo hubiese dispuesto, licántropo y niña paseaban juntos,
comían juntos, dormían juntos… </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Él había empezado a darle una
educación distinta con la que la chiquilla había crecido. El Dios de la caza
surgía ahora en todas sus conversaciones, fluía por el interior de ambos.
Isazara dejó de pronunciar sus cánticos hacia el padre árbol… sólo la gratitud
por la caza y por haber encontrado a Marcus, surgía ahora en sus plegarias.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su confianza era extraña. Él
le había confesado que al ser mujer y niña, nunca la hubiese tocado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Me matarías si fuese chico?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Si valieses la pena, sí.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Claro que valdría la pena! ¡Sería el
mejor chico de todos! – él sonrió y apoyó la mano en su cabeza.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No lo dudo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Con el tiempo, ella fue
creciendo. La niña que llegó a Nevesmortas se convirtió en una jovencita
adolescente. Descubrió el secreto que Phineas también guardaba, aunque fue un
descubrimiento intuitivo, del que Marcus nunca dio una respuesta clara. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Vale, vale, lo capto. Os protegéis entre
vosotros.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Muy lista te estás haciendo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Conoció al desaparecido Larms.
Un tipo mucho más extraño que Marcus (si eso podía ser posible). Distraído,
relajado y sucio… sucio como la tierra, la hierba y el aire. Sucio como estaría
la naturaleza si viviese en ella misma.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Nunca habló común delante de
ellos. Nunca habló común delante de nadie. Sólo con Marcus… aunque sabía que
eso podía cambiar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y ese quién era?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Un amigo… de los míos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su manada estaba cerca,
siempre vigilante, siempre presente, pero ella nunca los había visto a todos
juntos. Ni siquiera había tenido la confirmación que tuvo con él, la idea de
que Phineas y Larms eran también licántropos era sólo eso… una idea, una
suposición que él nunca negó ni confirmó. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero Marcus ya no se escondía
para transformarse… y eso a veces no era muy inteligente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La última noche, la pasaron en
una habitación de la posada de la Bifurcación. Ella estaba rendida, pues el
viaje al bosque legendario había acabado siendo más aparatoso de lo que se
esperaban. Marcus veía bestias allí donde ella tan sólo veía aire, y las
águilas eternas decidieron darle caza antes de que ella pudiese reaccionar…
suerte que estaba Marcus… </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
…otra plegaria más hacia Málar
llena de gratitud por llevarla a él.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Esa noche, él sentado en el
suelo y ella tumbada en la cama, le relató su pasado, su propia caza. La última
noche que fue presa. La noche en la que se convirtió en cazador.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Era un don, así lo había
llamado Marcus. Una bendición.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El dolor estaba patente en
cada transformación, pero lo que sentía después no podía explicarse con
palabras. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La noche oscureció la posada y
allí, encerrado en aquellas cuatro paredes, se convulsionó, se encorvó y se
transformó. Ella apartó la mirada, pero el sonido de sus huesos romperse no
podía ignorarlo. Le oyó gruñir y le miró.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En aquella posada, Marcus
tardó en controlar a la bestia, destrozó toda la habitación y provocó en la
chiquilla un miedo que no se podía ocultar. Isazara intentó tranquilizarlo con
ronroneos, y tuvo suerte de conseguirlo… quién sabe qué hubiese pasado si esa
noche precisamente, la bestia hubiese ganado el combate.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al amanecer estaba sola.
Agazapada entre la hierba, inmóvil. Su pelo, ahora sujeto en una coleta,
también había aprendido a no moverse. Su ocultación aún estaba por mejorar,
pero tenía bien asimilado lo básico.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La presa estaba justo frente a
ella, no había notado su presencia… eso fue su final. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El oso negro cayó inerte, con
varias cuchilladas en la yugular. El desayuno estaría preparado en poco tiempo
y Marcus se sentiría orgulloso por la presa. La carne de oso estaba más buena
que la de ciervo…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Lo despellejó con aquel
obsequio que el licántropo le había hecho. Separó la piel de la carne, vació
sus tripas dividiendo lo que servía de lo que no, y mientras hacía todo
aquello, susurraba ronroneos y gruñidos. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“En esta mañana de caza, no hay otra cosa
posible que darte gracias, mi señor, por esta presa tan bien hecha, por la
fortuna de encontrarla y la gracia de cazarla”</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su cuerpo y sus ropas estaban
manchadas de la sangre del animal, y ella lamió sus dedos probándola. Aún
caliente, aquella victoria sabía incluso mejor.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se limpió como pudo en un
riachuelo, eliminando la sangre de sus manos y su cara, pero dejando las
manchas en la ropa. Así conservaría el olor a animal, conservarían la esencia
de la caza.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Arrastró las bolsas de carne
hasta el caldero que había preparado Marcus, cuyas tripas se escuchaban desde
el otro lado del bosque.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Va niña! ¡Que tengo hambre!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Y cuándo no?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Entre risas infantiles, lecciones,
preguntas sin respuesta y trivialidades, licántropo y niña volvieron a
compartir un desayuno.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Uno en honor a un dios
secreto.</div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Uno en honor a Málar.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-28129661606998148992015-04-10T17:57:00.000+02:002015-04-10T17:57:04.386+02:00Capitulo 06. Lobo<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Por qué me sigues? </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El gruñido apenas se escuchó
pero hizo ruborizar a Isazara. Phineas alzó una ceja contrariado mientras
Marcus esperaba una respuesta que nunca obtuvo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Creo que no me entiende – la lengua común
salió de sus labios mientras la pequeña se agarraba de su mano volviendo a
dejarle en blanco.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Creo que tu mascota sólo responde a lo que
quiere…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No importa… - suspiró y se soltó sin
reparo – Niña, necesito las manos para defenderme, déjalas estar – ladeó la
cabeza mirándole con cara de incertidumbre, sujetándose entonces a su pantalón
– Ya… bueno… vamos, necesito unas cosas de la cueva.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La noche se nos echa encima.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Entonces camina rápido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sus pasos acelerados los
llevaron a la entrada de una cueva en el camino de la bifurcación. Los tres se
adentraron en ella y acabaron con la ridícula emboscada que les tendieron.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Se acerca la hora…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Adéntrate tú.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Marcus…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ahora te sigo, Phin – sujetó el brazo de
Isazara y la arrastró al fondo de la entrada a la cueva, mientras Phineas se
fundía en solitario en la oscuridad. Marcus cerró los ojos y al abrirlos gruño
levemente – Quédate aquí – ella negó haciéndole resoplar, cansado de jugar al
gato y el ratón – Tú misma…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se escuchó un aullido
frustrado mientras Marcus se adentraba en la profundidad de la cueva,
fusionándose con las sombras, desapareciendo entre ellas. Consciente de que la
chiquilla le seguiría, decidió retirar la cautela, cansado de intentar evitar
que la niña fuera consciente de la realidad. Quizá fue precipitado, quizá fue
peligroso, pero lo cierto fue que al aparecer, ya no era un hombre. Lo que los
ojos de Isazara vieron fue a una mutación, una mezcla entre el hombre que había
tenido frente a ella y un lobo amenazante y poderoso.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Las historias que escuchó en
su niñez cobraban vida ante sus ojos. Siempre había escuchado relatos sobre
criaturas mitológicas que en su arboleda sólo existían en los cuentos. Pero
ahora tenía una frente a ella… un terrible hombre lobo que, tras desgarrar sin
ningún esfuerzo a sus adversarios, se giró hacia ella y la fulminó con aquellos
ojos rojos penetrantes.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Corrió de nuevo hacia la
salida, pero el licántropo la detuvo. Se agachó asustada, intentando comprender
lo que sucedía, y al mirar hacia abajo vio el collar que él mismo le había regalado
dekhanas antes. Un collar hecho de hojas y ramas entrelazadas, con un colmillo
pendiendo de él. Recordó las palabras élficas que le susurró para activarlo, y,
sin saber muy bien por qué, las pronunció. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El colmillo brilló tenuemente,
y una fuerza ajena la golpeó con fuerza, quebrando sus huesos, haciendo que creciese
pelo por todo su cuerpo, polimorfándola en una pequeña loba, asustada y
acorralada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al licántropo poco le importó
su cambio, la tomó del cuello y la obligó a mirarle. En sus ojos pudo
distinguir el brillo de la inteligencia, de la cordura (quizá ahora no muy
presente, pero existente) y del razonamiento. La soltó tras un fuerte gruñido,
más molesto que amenazante, y ante sus ojos aquel licántropo tomó de nuevo la
figura que ella bien conocía. La figura de un hombre. La figura de Marcus.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Es que no sabes ni seguir una simple
orden? – cuando se tranquilizó un poco, Isazara volvió también a su forma,
mirándole incrédula. Él se agachó y frunció los labios, suspirando – Ven, no te
haré daño… no tengas miedo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La pequeña le miró barajando
todas las posibilidades. Miró la salida, miró al medio hombre que tenía
delante, miró el techo de la cueva e incluso las profundidades en las que se
había perdido Phineas. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Marcus la miraba fijamente,
con el gesto tranquilo. Por alguna razón, ella sintió que era sincero. Por
alguna razón, supo que, por extraño que pareciese (y a pesar de haber
descubierto un secreto que bien debería guardarse para él), no le haría daño.
Quizá fue su mirada segura o su voz cálida lo que hizo mella en la chiquilla.
Lo que hizo que decidiese ofrecerle la misma extraña confianza que él acababa
de mostrarle.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Para que puedas morderme? – por primera
vez desde que había llegado, el común perfecto y razonado surgió de sus labios,
y el tono infantil y despreocupado desapareció en sus palabras. Marcus la miró
sorprendido y se incorporó.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Desde cuándo hablas común?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Desde cuándo eres un lobo?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La corta conversación que
mantuvieron dejó bien claro que ambos guardaban un secreto que no deseaban que
fuera descubierto. Era extraño que un licántropo se descubriera de esa forma y
no hubiesen consecuencias, quizá confiar en la pequeña era una apuesta
arriesgada, pero así era Marcus, impredecible.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Le lanzó aquel libro que
llevaba guardado, esperando a que la muchacha supiese hablar una lengua que
creía que ignoraba. El símbolo de Malar rezaba en su portada, y al caer al
suelo, el polvo y la arenilla voló a su alrededor.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ahora voy a adentrarme de nuevo en la
cueva… cuando salga, puedes estar aquí o no. Es elección tuya.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cuando le dio la espalda, en
su fuero interno estaba convencido de que la niña desaparecería en un abrir y
cerrar de ojos, mas lo único que desapareció fue aquel tomo viejo, pues ella
seguía allí cuando Phineas, sangrando de pies a cabeza, y él regresaron.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-17246054696142568572015-04-10T17:56:00.000+02:002015-04-10T17:56:24.082+02:00Capitulo 05. Niña.<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Espera aquí, iré por algo de comer.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ya se había acostumbrado a
que, cada noche, la dejase junto a la hoguera durante un tiempo indeterminado,
mientras él cazaba algo para cenar. Había algo en su mirada, en su forma de
caminar e incluso en la manera de hablar, algo que la atraía demasiado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Nunca había sentido un interés
tan fuerte por nadie en el tiempo que llevaba fuera de su hogar. Tanto tiempo
que ya no recordaba cuándo la habían “invitado a irse”. No hubo explicaciones
aquella noche, tan sólo un petate hecho y una osa que la obligó a caminar hasta
que las lágrimas cesaron.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Él regresó con un ciervo a
cuestas que sangraba abundantemente por una herida, manchando su ropa sin
producirle el más mínimo desagrado, como si estuviese acostumbrado o como si ni
se percatase. Tomó el mismo cuchillo que noches antes le había ofrecido a ella
para despellejar un tejón, haciendo lo propio con el ciervo, vaciando sus
tripas y separando la carne que servía y la que no.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Isazara quiso acercarse y
ayudarle, pero sus ropas nuevas le gustaban demasiado y al menos quería tardar
un poco más en mancharlas. Aún recordaba la noche en vela que él pasó
confeccionándolas, después de arrancarlas de los cuerpos sin vida de aquellos
bandidos a los que había tumbado sin apenas pestañear. Le gustó verle luchar,
era un estilo diferente.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su piel se erizó a cada roce
suyo, mientras le tomaba medidas o le ajustaba la cintura y las botas. Nunca
hubiese pensado que se le diera así de bien coser. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡Niña! No te embobes y come.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Le tiró un trozo de carne tras
cocinarlo y ella lo devoró como si nunca hubiese probado bocado. Él meneó la
cabeza y rió, recordando cómo había luchado la pequeña, agazapándose entre los
arbustos, acorralando a su presa y cortándole la oreja tras matarlo, como
símbolo de victoria.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Llegó otro hombre en ese
momento y olisqueó la cazuela.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cocinado… no sé si podría…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Come algo tú también, necesito hongos y
hay que ir bajo tierra. Prefiero tenerte en forma aunque apenas participes en
las peleas… a ver si empiezas a lucirte, la niña al final me será más útil que
tú.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¿Tu mascota ya habla?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- No lo sé, creo que no - La pequeña corrió
hacia el recién llegado y se escondió bajo su capa, enroscándose en ella.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Ni se te ocurra hacerme cargar con ella –
gruñó levemente y ambos hombres alzaron las cejas – Vaya… pues parece que sí
habla… al menos una lengua que comprendo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El resto de conversación acabó
siendo una sinfonía de gruñidos y ronroneos, un lenguaje que el trío bien
comprendía, pero que nadie que no estuviera familiarizado con la naturaleza y
el reino animal entendería.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Bien entrada la noche, Isazara
se quedó dormida, acurrucada junto al primero de ellos, mientras él ponía una
mano en su cabeza y la miraba pensativo. Aún guardaba aquel libro sobre su Dios
que días atrás había cogido para ella.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Cuando entiendas común, te lo daré,
ramita.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Y ahora le pones mote… estupendo… - el
otro rió haciéndose el tonto y se levantó.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Vigílala que no se despierte.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- La niña es tu problema, Marcus, no el mío.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La pequeña se agarró con
fuerza al pantalón de Marcus y sonrió en sueños, quizá no fuesen las mejores
compañías, pero eran las que ella había elegido.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-64366262149568862792012-08-20T13:29:00.004+02:002012-08-20T13:30:50.434+02:00Capitulo 04. Cambiante<span style="text-align: justify;">Reizel caminó inquieto hasta
llegar junto a Hojaverde.</span><br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Nunca creyó que en un trayecto
tan corto pudiese pensar en tantas cosas. Su corazón se disparó pues su primer
pensamiento fue para su amada ¿estaría bien? ¿habría sucedido algo? El sol ya
estaba alto y su mujer aun no había regresado, eso no era una buena señal, ni
un buen presagio la multitud que se había formado en la entrada de la arboleda.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sus pasos se volvieron pesados
y lentos, realmente le costaba caminar, presa del pánico. Sintió una punzada en
el pecho y, cuando quiso hablar, su voz no salió.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En un instante, su conciencia
lo tranquilizó, a estas alturas Reizel ya debería saber que él siempre “veía”
esas cosas. Siempre se le avisaba de una u otra forma… siempre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hojaverde volvió a llamarle
cuando estuvo más cerca, y su rostro inexpresivo lo inquietó aún más. Sólo la
figura de su esposa consiguió arrancarle el miedo, y su sonrisa al verle le
devolvió la tranquilidad.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mas la duda, el temor y la
incertidumbre volvieron como un cubo de agua fría que se derrama de golpe al
ver a su lado a un oso. Un animal inmenso, de un pelaje brillante y
perfectamente cuidado que tiempo atrás había visto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Un hembra.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La misma que se marchó años
atrás, adentrándose en el desierto, portando en su lomo a una niña pelirroja que
lloraba frustrada… la misma que se llevó a rastras a su adorada Isazara.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>¿Qué significa esto? </i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hojaverde alzó una mano y se
giró hacia la osa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>Por favor, estimada Shía Malvart’lik, te
suplico vuelvas a tu forma y acabes con la duda que amarga nuestros corazones.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La osa se alzó sobre sus patas
traseras ante la sorpresa de todos. Las hojas comenzaron a arremolinarse a su
alrededor, mientras sus ojos se cerraban. La cubrieron por completo en cuestión
de segundos, y cuando su figura estaba totalmente envuelta en cientos de hojas,
un golpe de viento las arrastró hacia el bosque, dejando en su lugar la figura
de una mujer. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su piel clara y sus ojos azules
dejaron atónitos a los presentes. A todos, menos a Hojaverde y a Reizel, que
hacía muchos años que sabían que aquella osa, era en realidad una elfa que
adoptaba a placer la forma que desease.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>Hermana Malvart’lik, ¿Por qué habéis
regresado?</i> - Cuando aquella mujer despegó los labios para hablar , su voz,
suave, dulce y tentadoramente seductora embaucó a todos los presentes.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>La niña ha roto el vínculo y ha forjado
uno nuevo con otra criatura</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>El humano…</i> - la fey’ri asintió.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>Aquel a quien el viento llama Marcus vela
ahora por ella. Pero ni siquiera él estará siempre.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>¿Pero está a salvo? ¿Podrá ese humano
cuidarla y protegerla?</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-<i> No me corresponde a mí decirlo. No me
corresponde a mí verlo.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-<i> ¡Pero debes saber algo! ¡Debes haberle
visto! Sabrás lo que le está enseñando.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>Reizel…</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- ¡<i>No, no! ¡Esto es culpa vuestra! </i>– señaló
a la fey’ri furioso - <i>¡Ella debía protegerla!</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>No está sola.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>¿Y quién es ese humano? ¿Quién se cree que
es para tomar la tutela de mi hija? </i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>La niña lo escogió.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La miraron confundidos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-<i> Isazara es demasiado pequeña como para
saber lo que le conviene. ¡Tú debías protegerla!</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tan sólo una leve inclinación
de cabeza de la fey’ri hizo que el cielo se oscureciese, las nubes nublasen el
firmamento y comenzase a llover.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>No la hagas enfadar, Reizel.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>La niña eligió la vida que ahora tiene.
Eligió a la nueva criatura pues rompió nuestro vínculo voluntariamente.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>No debimos dejarla contigo, fue un error.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>Echárla fue el primero de vuestros
errores, mestizo. Ahora ella ya no pertenece a este círculo, ya no forma parte
de vuestra arboleda. Tiene otra familia.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-<i> ¡Nunca!</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>Ha elegido otra familia.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El viento sopló con fuerza
arrastrando hojas y hierba consigo. Hojaverde, Reizel y el resto de los
presentes tuvieron que cubrir sus rostros, molestos. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al abrir los ojos, el lugar
donde había estado la fey’ri brillaba vacío.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“Ha elegido otra familia” Esas
había sido sus últimas palabras, unas palabras que atormentarían eternamente a
Reizel.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En la oscuridad de su cuarto,
llorando la pérdida definitiva de su única hija, cerró los ojos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sólo entonces le vio, abrazado
a su adorada niña, convertida ahora en mujer.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sólo entonces lo supo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su niña, su preciosa y dulce
niñita, ya no existía.<br />
<br />
<br /></div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-24976781744638555642012-08-07T11:42:00.000+02:002012-08-20T13:30:07.547+02:00Capitulo 03. Osa<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Primera dekhana del mes. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Esa mañana el cielo estaba
encapotado en las tierras de Cormanthor. A pesar de que el horizonte estaba
nublado, y la densidad impedía ver más allá de varios metros de lejanía,
Missara no anuló sus rezos matutinos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Como cada primer día de mes,
caminó en silencio con la única prenda de un suave camisón blanco de seda, que
arrastraba su cola por la hierba húmeda, tornando el borde del marrón claro
propio de la tierra.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ella, hermosa, delicada y
frágil, dirigió sus pasos hasta un pequeño estanque sagrado no muy lejos de la
arboleda, donde cada primera mañana del mes, bañaba su cuerpo desnudo dejando
que las pequeñas hadas revolotearan a su alrededor, cuchicheando vergonzosas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su piel se erizó al contacto
con el agua, pues aquella mañana estaba más fría que de costumbre. El aire
arremolinó su cabello y el inicio de la lluvia hizo que aquel ritual fuese más
hermoso que de costumbre. Las pequeñas gotas rebotaban con elegancia en su piel
blanquecina mientras su aliento formaba pequeñas nubecillas de vaho a su
alrededor.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El silencio, infinito e
imperturbable, ni siquiera se vio alterado cuando una segunda figura se acercó
al estanque, observando con seriedad cómo la mestiza se bañaba mientras
dedicaba un baile lento al viento y a los dioses.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sus ojos se encontraron
interrumpiendo así la danza. Missara miró a la otra presencia confundida,
alterada y, ¿por qué no decirlo?, temerosa. Pues no era un humano quien
observaba. No era un elfo o un mestizo. No era ningún ser mitológico ni ningún
Dios curioso que hubiese decidido presentarse.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tan sólo una osa, de pelo
brillante, afilados dientes y ojos intensos que la miraban penetrantes. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Correr era inútil, ella bien
lo sabía. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El animal se acercó con
lentitud y se introdujo en el estanque, acercándose a la mestiza, paralizada
bien por miedo, o por curiosidad. La rodeó varias veces, olfateando hacia ella,
mientras luchaba por deshacerse del agua que se pegaba a su cuerpo. Missara
inclinó la cabeza, con cortesía y respeto. Su esposo le había enseñado el
lenguaje de los animales, pero el miedo a cometer algún fallo y molestar al
animal se apoderó de ella, y prefirió permanecer en silencio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La osa se acercó de nuevo,
hasta colocarse frente a ella. Gruñó con decisión provocando en Missara un
escalofrío. Se alzó sobre sus patas traseras y rugió con más fuerza, salpicando
agua en la cara de la semielfa. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De nuevo sus ojos se
encontraron, y el rojo intenso que el animal hacía brillar, de pronto, se tornó
negro.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>“ - Siempre supe que no era una osa normal –
la joven Isazara vendaba una herida en el brazo de aquel hombre llamado Marcus.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¿Qué quieres decir?<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Bueno, nunca se
comportó como tal, era más bien un cambio de personalidad repentino. Shía
siempre ha sabido lo que sucedía a nuestro alrededor, siempre ha sabido lo que
debíamos hacer o a dónde debíamos ir.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - No comprendo…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Bueno… no lo sé con
certeza pero… creo que era una cambiante”<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Reizel abrió los ojos
sobresaltado. Una nueva visión, aunque esta vez no tenía claro si había sido
del futuro… del presente… o quizá del pasado… últimamente su percepción del
mundo empezaba a estar distorsionado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Acercó una mano a su lado,
buscando la calma en el cuerpo de su esposa. Pero ella no estaba. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Suspiró y miró por la ventana.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>El primer día del mes…</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se vistió con parsimonia
consciente de que Missara no regresaría hasta el atardecer. Volvió a cerrar los
ojos, ya vestido y sentado al pie de la cama, respirando hondo varias veces,
haciendo acopio de todas las fuerzas a las que debía reunir cada mañana al
levantarse.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Un rostro le vino a la mente.
Una mirada infantil convertida ahora en adulta, una melena rojiza llena de
hojas y ramas, ahora convertida en divertidos tirabuzones enredados con gracia.
Un cuerpo pequeño ahora crecido y con líneas definidas… toda una mujer.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La culpa aún seguía
persiguiéndole, a pesar del transcurso de tantos años.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- <i>¡Reizel!</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El grito provino del exterior.
Él se incorporó en apenas un pestañeo y salió de la pequeña tienda extrañado.
Hojaverde no debería estar allí.</div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-55968002608702680542012-07-19T22:40:00.002+02:002012-08-20T13:30:13.407+02:00Capitulo 02. Tiempo<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En los largos años de vida que
había sentido, nunca, en ninguno de ellos, hubiese apostado por despertarse
así. Siempre creyó que el sudor, los temblores y el latir acelerado del pecho
se deberían por algún estruendo, por alguna presión o por un dolor agudo. Pero
esa noche, Reizel se despertó con el corazón en el puño debido únicamente, al
silencio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su esposa descansaba
plácidamente a su lado, acurrucada a él, como una niña indefensa que busca
protección en una criatura más fuerte, como hacía su preciada y única hija en
las noches frías, cuando salían más allá de la protección de la arboleda.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El chamán se deslizó con
cuidado entre las sábanas, realizando movimientos lentos, muy lentos… tan
lentos que las finas mantas que cubrían el cuerpo desnudo de Missara no se
movieron lo más mínimo. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se cubrió el cuerpo con la
vieja túnica que utilizaba cada día, en sus rezos matinales, y se encaminó
fuera de la pequeña cabaña, dando una larga bocanada de aire al pisar la hierba
del exterior.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La fogata aún humeaba, único
detalle perceptible ahora de la reunión realizada durante la noche. Se acercó y
se agachó frente a ella. El delgado hilo de humo que se dejaba entrever aún
desprendía ese olor a incienso quemado, mezclado con aloe vera, menta y jazmín.
Sonrió recordando lo sucedido, lo hablado y lo discutido. Aquella arboleda
rezumaba paz y tranquilidad, y el recuerdo de la decisión más difícil le
golpeaba cada día.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Missara dejó de dormir a su
lado durante un año entero, dejó de comer, de rezar… Hojaverde lo intentó todo,
pero nada funcionó. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al final, Reizel dedujo que el
tiempo que su esposa necesitó para perdonarle, era suyo. Fue ella la que
decidió cuándo terminar el luto, cuando alejar la tristeza y cuando terminar d
ignorarle. La noche que ella apareció de nuevo en su puerta y le sonrió, de
aquella forma que sólo ella sabía, supo que el castigo había finalizado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No se sentía orgulloso, pero
al menos los reportes de Shía los tranquilizaban. “<i>Yo misma le entregaré un compañero que la protejera y velará por ella
en todo momento. Tu hija estará a salvo, te lo prometo”</i> Eso había dicho
Hojaverde tiempo atrás… y eso había cumplido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Shía Malvart’lik, a ojos de
todos los seres vivos que podían existir, una osa de mal carácter. Eran muy
pocos los que sabían a ciencia cierta cuál era su verdadera naturaleza.
Hojaverde era una de ellos… y desde el día en que Isazara se marchó, él
también. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ciertamente “marcharse” no
podría ser la definición a lo que sucedió… pero era algo que decidió no volver
a recordar. Demasiado doloroso… demasiado cruel.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Alargó la mano hacia la
tierra, tomando un poco de ella entre sus manos, sintiéndola, frotándola contra
su palma. Acercó la mano sobre la hoguera, dejando que el humo pasase a través
de él, y cerró los ojos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El tiempo se detuvo entonces
para él. Su cuerpo se despojó de su alma, espíritu y mente, que volaron libres
como un ave… como un cuervo que sobrevolaba ciudades y bosques en busca de
algo, una mancha rojiza en el tiempo, en el firmamento. Un gruñido, un grito
alocado, un desgarro mortífero. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El frío al que llegó le heló
las plumas, pero él continuó volando. Allí, entre los árboles, allí un destello
no cuadraba con el verde y marrón del bosque. Allí una niña descansaba
tranquila, con la protección de una osa que prometió cuidarla, y el calor de
una hoguera. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3yUPuqr0tS0-CIUEtenneMXjyj9spZNRt5J6MMfOziHNXdNIXvA9FLqJwbA4gkmNC8Tekm85rrzz1RQWRxVcvfuK98PqQ8vXNaMqhwGARwROkEIRP2y_KCJuIPcR4A-SHp7CX2qaqaJU/s1600/La+Marca+Arg%C3%A9ntea_0000h.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3yUPuqr0tS0-CIUEtenneMXjyj9spZNRt5J6MMfOziHNXdNIXvA9FLqJwbA4gkmNC8Tekm85rrzz1RQWRxVcvfuK98PqQ8vXNaMqhwGARwROkEIRP2y_KCJuIPcR4A-SHp7CX2qaqaJU/s400/La+Marca+Arg%C3%A9ntea_0000h.jpg" width="400" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El cuervo quiso graznar, pero
ningún sonido salió de su pico. Quiso revolotear sobre aquella chiquilla, pero
ella ni si quiera le veía. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ahora estaba despierta y
miraba fijamente algo… un animal… no, un hombre. Sólo tenía ojos para él, que
la miraba y se comunicaba con ella por gruñidos o ronroneos, al más puro estilo
animal. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Isazara se distrajo tras un
pequeño animal, eso hizo sonreír al cuervo, cariñoso… paternal. El hombre silbó
y la pequeña corrió a su lado tomándole de la mano.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
- Necesito las dos manos para defenderme,
niña – pero ella no le soltó – Mete esto en tu cabecita, debes ser el cazador,
no la presa. Mantén los sentidos siempre alerta.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Abrió los ojos a la par que la
tierra tapaba el último hilo humeante, apagando así por fin la hoguera, dando
muerte a un fuego consumido. Suspiró y miró las cenizas. Quizá así fuese mejor,
al menos sabía que algún día, alguien se haría cargo de ella.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Reizel se irguió y miró al
cielo, estirando su cuerpo castigado, ya mayor aún para ser mestizo. En su
mente se crearon imágenes de su princesa riendo, correteando entre aquellos
hogares como cualquier otra hija de aquel bosque. Pero bien sabía él que sus
risas y sus lágrimas se perderían entre unos árboles que él jamás vería.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Lo único que soñaba era que
llegase el día en que su visión le mostrase a una hija adulta. Quizá, con
suerte, le mostrase el día en que Isazara regresase…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Quizá…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se dio la vuelta y volvió a su
cabaña. Missara seguía en la misma posición, aún dormida. Se tumbó a su lado y
la beso en el pelo, acurrucándose, sintiendo su cuerpo cálido, su piel fina y
suave. Cerró los ojos y sonrió. La imagen de su hija fue lo último que recordó
antes de dormirse. La imagen de su niña pelirroja persiguiendo a un hombre,
cuanto menos, peculiar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV-lWwy60-yxSOe59RT4kj3ijUdKP8PerPmhSX2qevVuEW6M0ZYESy7jyyYO2gNgEeVwfDLtwVAC8Mr99KOFfAOpjy-PYmJOIUWtRJz7Bb0Gem9gWmmnDcYfmzUXYIVH69CC_7AndEs4k/s1600/Marcus+e+Isa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV-lWwy60-yxSOe59RT4kj3ijUdKP8PerPmhSX2qevVuEW6M0ZYESy7jyyYO2gNgEeVwfDLtwVAC8Mr99KOFfAOpjy-PYmJOIUWtRJz7Bb0Gem9gWmmnDcYfmzUXYIVH69CC_7AndEs4k/s400/Marcus+e+Isa.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-59924785437640260952012-06-15T19:37:00.000+02:002012-08-07T12:14:29.609+02:0004. Castle, cuarta temporada.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://freakytown.es/wp-content/uploads/2011/08/castle-4x01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://freakytown.es/wp-content/uploads/2011/08/castle-4x01.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Tras unos días de absoluto vicio de Castle, hoy he terminado de ver la cuarta temporada. El final sin duda es sorprendente, y deja algunos cabos sueltos que tengo ganas de ver cómo los solucionan. No desvelaré nada, pero debo decir que se han esmerado muchísimo en esta temporada. ¿Qué puedo decir? Simplemente, me encanta esta serie.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tiene dosis de diversión, suspense, emoción y tristeza todo mezclado en el mismo plato, un plato que vas saboreando poco a poco durante 23 capitulos de los cuales, ni uno sólo se me ha hecho largo, pesado o monótono.</div>
<div style="text-align: justify;">
Como cualquier serie policíaca, Castle no se libra de la rutina, siempre hay un cadáver y un asesino, y al final el funcionamiento de la serie es el mismo, pero los personajes hacen que cada episodio sea único. La trama se centra en ellos dos, Castle y Becket, pero el resto de personajes secundarios a veces son tan protagonistas que te encariñas con cada uno de ellos de una forma increíble, hasta de la forense con la que practicamente no se tiene contacto, y eso hace que cada capítulo sea distinto y especial, pues no sólo te narran la historia de ellos dos, o la historia de cada asesinato, sino que poco a poco y de forma sutil van profundizando también en la vida de cada personaje secundario.</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogcdn.com/www.tvsquad.com/media/2009/09/castle_inventing_the_girl.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="http://www.blogcdn.com/www.tvsquad.com/media/2009/09/castle_inventing_the_girl.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Los compañeros, Expósito y Ryan, tiene un aire a lo <a href="http://www.google.es/imgres?start=72&um=1&hl=es&sa=N&rlz=1G1GGLQ_ESXX254&biw=1600&bih=775&addh=36&tbm=isch&tbnid=UW8hADRVKXZsTM:&imgrefurl=http://www.listener.co.nz/entertainment/todays-tv-radio/tv-radio-monday-may-9/&docid=MIyh-pCss2CzuM&imgurl=http://www.listener.co.nz/wp-content/uploads/2011/05/StarskyHutch.jpg&w=360&h=272&ei=TmvbT_nGJYK2hAe0gp2lCg&zoom=1&iact=hc&vpx=1301&vpy=410&dur=1578&hovh=195&hovw=258&tx=189&ty=87&sig=115011763976256233761&page=3&tbnh=133&tbnw=174&ndsp=40&ved=1t:429,r:39,s:72,i:126">Starsky y Hutch</a>, compañeros inseparables que van siempre juntos, se entienden y se compenetran, más allá de simples compañeros de trabajo que disfrutan haciéndole la puñeta al otro, deleitandonos así con constantes ironías, bromas y humillaciones graciosas que no pueden evitar arrancarte más de una sonrisa. Pero también discuten, tienen sus encontronazos y chocan muchas veces en la manera de hacer el trabajo o de pensar. Podría pensarse que son la pareja "cómica" de la serie, pero ni mucho menos, en ocasiones son los que aportan más seriedad y profesionalidad. Son dos personajes uy bien trabajados y con gran profundidad.</div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://cdn-premiere.ladmedia.fr/var/premiere/storage/images/series/news-series/castle-vive-les-rousses-mere-et-fille-3012682/52021736-1-fre-FR/Castle-Vive-les-rousses-mere-et-fille_portrait_w532.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="215" src="http://cdn-premiere.ladmedia.fr/var/premiere/storage/images/series/news-series/castle-vive-les-rousses-mere-et-fille-3012682/52021736-1-fre-FR/Castle-Vive-les-rousses-mere-et-fille_portrait_w532.jpg" width="320" /></a></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La hija, Alexis, aporta a la serie juventud y una perspectiva diferente de la realidad a la que acostumbra la serie. Entre tanto asesino, sangre y muerte, hay cabida para los típicos problemas adolescentes que traerán de cabeza al pobre Castle.<br />
La madre, Martha, aporta experiencia y momentos de locura. Actriz, un tanto frustrada a mi parecer, que sigue en busca del papel perfecto y hace las veces de madre protectora y consejera de nuestro protagonista, así como de abuela un poco loca que tiene más la cabeza en las nubes que los pies en el suelo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP772YamjRryrerNM-EJ3vOaqQJWEo_Rnv-pmb-5I9Y0FMrakvfxUujkS-dvcC0FtbOxJlXcMzY2nAgovkBz4iFOU68wj6VBolcT1kUX2GNdSWxlHyVVCjCXngpdY0NDh8Wc08gxBP6uM/s1600/Castle2x08.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP772YamjRryrerNM-EJ3vOaqQJWEo_Rnv-pmb-5I9Y0FMrakvfxUujkS-dvcC0FtbOxJlXcMzY2nAgovkBz4iFOU68wj6VBolcT1kUX2GNdSWxlHyVVCjCXngpdY0NDh8Wc08gxBP6uM/s320/Castle2x08.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Y no es de extrañar, porque Castle tampoco es que esté muy bien de la cabeza, lo que aporta a la serie constantes risas y la convierte en una buena elección para pasar la tarde.<br />
<br />
Puede que no sea una SERIE, una gran obra de la que se hablará por los siglos de los siglos, pero he visto muchas series policíacas (Bones, 24, El Mentalista, Crimenes Perfectos, CSI (las vegas, miami y NY)), y debo decir que esta es mi favorita :)<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgO9YoB0NqpmZCF_h_FueCvLtABPX4yvGE5J9FIWsdd6a0FrW0inj8yuESOukE76J70nZZ4VocZOwSsMKMOmntke5cNHNOASVm00U-2YGqxb9s-UXn5LaT-2BCakMfk3hETHwXu8zTG8ZQ/s1600/3x19-One-Life-to-Lose-Promo-Pics-richard-castle-19788057-640-427.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgO9YoB0NqpmZCF_h_FueCvLtABPX4yvGE5J9FIWsdd6a0FrW0inj8yuESOukE76J70nZZ4VocZOwSsMKMOmntke5cNHNOASVm00U-2YGqxb9s-UXn5LaT-2BCakMfk3hETHwXu8zTG8ZQ/s400/3x19-One-Life-to-Lose-Promo-Pics-richard-castle-19788057-640-427.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px; text-align: -webkit-auto;"><br /></span>
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</div>
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px; text-align: -webkit-auto;"><br /></span></div>
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...<span style="text-align: justify;">bueno vale, el Mentalista se salva, pero es porque Patrick me encanta </span><span style="background-color: black; color: white; font-family: arial, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 16px;">♥</span>Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-87717640032546276912012-06-06T12:45:00.001+02:002012-08-07T12:14:16.243+02:0005. Blancanieves y la leyenda del cazador<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSIxUlGge7okuYOZKhnm8qyytBnXu6Q5SwCvtCGnIIS6mfKUNhSG7GdUWVr0B9ps3GZA5zesuGNVKXXsh3WSbkS3zDQciBQRqy01PryAyXz7-oZH8sTk-T3T6BNeNwueYT-GI6Mih_FP8/s1600/blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador-cartel-5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSIxUlGge7okuYOZKhnm8qyytBnXu6Q5SwCvtCGnIIS6mfKUNhSG7GdUWVr0B9ps3GZA5zesuGNVKXXsh3WSbkS3zDQciBQRqy01PryAyXz7-oZH8sTk-T3T6BNeNwueYT-GI6Mih_FP8/s400/blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador-cartel-5.jpg" width="276" /></a></div>
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<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i>"Erase una vez, en pleno invierno, una reina iba admirando la nieve recién caída, cuando vio una rosa que florecia desafiante al frío. Al tocarla se pinchó el dedo, y tres gotas de sangre cayeron al suelo. Y como el rojo cobraba tanta vida sobre la blanca nieve pensó: "ojalá tuviese una hija blanca como la nieve, con los labios rojos como la sangre y el pelo negro como las alas del cuervo y con toda la fuerza de esta rosa"</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Al poco tiempo, la reina tuvo una hija a la que llamó Blancanieves, y todo el reino la adoraba, tanto por su espiritu rebelde como por su belleza. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El invierno siguiente, fue el más duro que se recuerda, y la madre de Bancanieves falleció. El rey no hallaba consuelo. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Aprovechandose de su tristeza, apareció un oscuro y misterioso ejercito que le obligó a entrar en combate.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El ejercito oscuro fue vencido, pero lo que se avecinaba era aún más oscuro..."</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así comienza el prólogo de esta nueva superproducción cuya historia es tan bien conocida por todos nosotros. <b><span style="color: #eeeeee;">Rupert Sanders</span> </b>debuta en este film y nos sumerge en una nueva versión del clásico de Blancanieves, con mucha más acción, más oscuridad de la que estamos acostumbrados y con la lucha del bien contra el mal eclipsando cualquier protagonismo de otras historias, poco creíbles si se hubieran dado por las constantes incoherencias y la velocidad extrema con la que suceden los trasfondos de los personajes "no principales" que, por lo visto, no aportan nada puesto que no intervienen en la trama principal.<br />
<br />
La historia empieza con el reinado tenebroso de la bruja oscura, condenada a robar la vida de bellas muchachas para continuar siendo hermosa, utilizando su magia negra para arrebatarles cualquier rasquicio de hermosura. Encerrada en lo más alto de la más alta torre está Blancanieves, no sabemos muy bien por qué ya que Ravenna decide asesinar a todos los miembros de la familia real... pero a ella la encierra...<br />
El conflicto llega cuando el espejito espejito mágico le revela a la malvada bruja que ya no es la más bella del reino, pues Blancanieves, llena de polvo, con las uñas negras, el pelo enmarañado y llena de suciedad hasta las cejas, ha superado su belleza hasta los límites de la cordura.<br />
Cuando la princesa escapa, la malvada bruja manda a un cazador a buscarla con la promesa de una recompensa que el cazador no puede rechazar, pero al encontrala cambia de opinión, le da una clase magistral de defensa y asesinato y así nuestra heroína se convierte en una excelente guerrera con la sangre fría para degollar a cualquier criatura. <br />
<br />
Blancanieves debe derrotar a la malvada bruja y devolver al reino la luz y, tras un bastante cuestionable discurso final, se le unen a la causa todo un ejercito, un duque, un grupo de enanos y el mismo cazador que quiso matarla al principio.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b> </div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-weight: normal;">Los actores elegidos para tan esperado estreno los conocemos todos bastante bien (quizá a algunos más que a otros). </span></b><b><span style="color: #eeeeee;">Kristen Stewart, Charlize Theron, Sam Claflin y Chris Hemsworth.</span> </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b style="font-weight: normal;">Vayamos por partes.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.todoparachicas.com.ar/wp-content/uploads/2012/06/blanca-nieves_thumb.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://www.todoparachicas.com.ar/wp-content/uploads/2012/06/blanca-nieves_thumb.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-weight: normal;"><b style="color: #eeeeee;">Kristen Stewart</b>, conocida mundialmente por su protagonismo en la saga Crepúsculo, adorada por los adolescentes y convertida en ídolo juvenil en los últimos años. Puede que el papel de Bella le viniese bien (algo en lo que yo discrepo desde la primera película) pero sin duda alguna el papel de Blancanieves le viene demasiado grande. Nos deleita nuevamente con un sinfin de escenas sin sentimiento y con una inexpresividad tan dificil de creer que provoca una incertidumbre clara sobre a quién hay que apoyar en la historia. Puede que Kristen sea una joya, pero tiene que ser pulida a conciencia antes de volver a darle un papel de este calibre. Sin embargo, no todo es culpa de ella, pues el desarrollo del personaje a lo largo de la película es absolutamente nulo, con lo cual, tampoco tiene muchas oportunidades para darle algo de profundidad... y las que surgen, Sanders prefirió dejarlas en un quinto plano y no terminar de aclararlas en ningún momento.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://sp0.cinedor.es/711/foto-charlize-theron-en-blancanieves-y-el-cazador-153.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="212" src="http://sp0.cinedor.es/711/foto-charlize-theron-en-blancanieves-y-el-cazador-153.jpg" width="320" /></a></div>
<b><span style="font-weight: normal;"> </span></b><b style="color: #eeeeee;">Charlize Theron</b><b><span style="font-weight: normal;">, sencillamente brillante, como siempre. Es de las pocas cosas que se salvan de la película. Interpretación exquisita con un dramatismo y una oscuridad propia de una reina malvada de estas condiciones. El problema viene cuando el espectador debe elegir la supervivencia de Blancanieves en lugar de la de la bruja malvada, porque sin duda el papel de la bruja llega mucho más profundo, está más trabajado, más asimilado y más interpretado.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-weight: normal;">Me temo que más de uno se pasaría al lado oscuro.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://ocio.diariodemallorca.es/img_contenido/cine/7978/07978_frame_es_004__600x450.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="http://ocio.diariodemallorca.es/img_contenido/cine/7978/07978_frame_es_004__600x450.jpg" width="320" /></a></div>
<a href="http://imagenes-de-peliculas.labutaca.net/wp-content/main/2012_04/blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador-pelicula-34.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-weight: normal;"> </span><span style="color: #eeeeee;">Sam Claflin</span><span style="font-weight: normal;">, visto anteriormente en <i>Piratas del Caribe 4</i>, interpretando al joven pastor que salvaguarda a la bellísima sirena. Claflin tiene un papel vacío y en más de una ocasión sin demasiado sentido. No sabes por dónde va a salir, ni siquiera el cometido final del personaje. ¿Simplemente interpreta una amistad de la infancia? ¿Son tan tan amigos que es capaz, después de tantísimos años en los que él creía que ella había muerto, de arriesgar su vida por salvarla? ¿Hay algo más en la mente de este valiente que el guionista no ha querido contar? No llegué a entender realmente la finalidad de la existencia de este personaje, lo único que queda claro es que es un excelente arquero, más allá de eso, nuevamente aparece un vacío en el trasfondo.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://d105ey68mno0r.cloudfront.net/cdn/farfuture/dD3uWhz3nPgNru-qpx9mrXyDingzXwTzbk8Ar4jeTjg/mtime:1334091037/sites/default/files/imagecache/600x400/images/chris_7.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://d105ey68mno0r.cloudfront.net/cdn/farfuture/dD3uWhz3nPgNru-qpx9mrXyDingzXwTzbk8Ar4jeTjg/mtime:1334091037/sites/default/files/imagecache/600x400/images/chris_7.jpg" width="320" /></a></div>
<b><span style="font-weight: normal;"> </span></b><b><span style="color: #eeeeee;">Chris Hemsworth</span><span style="font-weight: normal;">, </span></b><b><span style="font-weight: normal;">también conocido como el poderoso Thor, visto hace muy poco en Los Vengadores y anteriormente en su propia superproducción. El personaje del cazador está algo más logrado aunque también sufre un sinfin de incongruencias que todavía no soy capaz de comprender. Sin embargo, Hemsworth realiza una interpretación limpia y bastante buena en la que ofrece mucho más sentimiento, dedicación y asimilación incluso que la propia Blancanieves, convirtiendolo así, quizá, en más protagonista que la propia protagonista. Aún y así, el personaje carece de profundidad como todos los personajes masculinos, que parece más que estorban o que sean meros pegotes en la historia necesarios para darle algo de interés.</span></b><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://db3.stb.s-msn.com/i/B7/2C1A72DD69B27EFBDC96F97BA889.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="214" src="http://db3.stb.s-msn.com/i/B7/2C1A72DD69B27EFBDC96F97BA889.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://img01.lavanguardia.com/2012/05/29/Blancanieves-y-la-leyenda-del-_54299658030_51311357716_350_260.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="237" src="http://img01.lavanguardia.com/2012/05/29/Blancanieves-y-la-leyenda-del-_54299658030_51311357716_350_260.jpg" width="320" /> </a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://sp1.cinedor.es/722/foto-sam-claflin-en-blancanieves-y-el-cazador-865.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="http://sp1.cinedor.es/722/foto-sam-claflin-en-blancanieves-y-el-cazador-865.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://sv.cinedor.es/705/705299.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="136" src="http://sv.cinedor.es/705/705299.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.rtvv.es/unasetmanadecine/Blancanieves-leyenda-del-cazador_RTVIMA20120528_0074_7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="192" src="http://www.rtvv.es/unasetmanadecine/Blancanieves-leyenda-del-cazador_RTVIMA20120528_0074_7.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.teinteresa.es/cine/Blancanieves-leyenda-cazador_TINIMA20120531_0418_5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="http://www.teinteresa.es/cine/Blancanieves-leyenda-cazador_TINIMA20120531_0418_5.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://images.lainformacion.com/cms/kristen-stewart-presenta-un-momento-unico-del-rodaje-de-blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador/2012_5_14_VIDEO-c427383aab857957bd4e8c61b7003d61-1336993412-61.jpg?width=645&height=645&type=flat&id=uviSs37irhXqLJWLFNzRD7&time=1336997745&project=lainformacion" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="http://images.lainformacion.com/cms/kristen-stewart-presenta-un-momento-unico-del-rodaje-de-blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador/2012_5_14_VIDEO-c427383aab857957bd4e8c61b7003d61-1336993412-61.jpg?width=645&height=645&type=flat&id=uviSs37irhXqLJWLFNzRD7&time=1336997745&project=lainformacion" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<i style="color: #cc0000;"><b>Blancanieves y La
Leyenda del Cazador</b></i> cuenta con un presupuesto desmesurado que
supera ampliamente los 200 millones de dólares. Quiero pensar que la intención de <b><span style="color: #eeeeee;">Sanders</span> </b>era hacer un film digno de recordar, una<b> </b>película tan épica que se hablaría de ella durante años, un dvd que todos tendríamos en nuestra estantería y que nunca nos cansaríamos de ver. Pero la realidad es muy, muy diferente. Con un presupuesto de tal embergadura sólo se ha conseguido una producción con increíble fotografía, paisajes mágicos y escenarios tan maravillosos como perfectos, una banda sonora que llega a lo más profundo digna de <span class="st"><b style="color: #eeeeee;">James Newton Howard</b>,</span> pero completa y absolutamente vacía. </div>
<div style="text-align: justify;">
Una película de 127 minutos eternos que no consigue enganchar en ningún momento. No hay ritmo, progresión dramática ni una evolución creíble de los
personajes, todo avanza a saltos, de manera forzada y arbitraria. Y así
es difícil meterse en la historia.<br />
Y como resultado, ni siquiera la batalla final es lo suficientemente grandiosa como para que impacte, todo lo contrario, tras poco más de dos horas de desconcierto, falta de emoción y poco protagonismo a segundas historias que hubiesen dado vida al film, la batalla final resulta terriblemente decepcionante.<br />
<br />
<br />
<br />
<i style="color: orange;"><b>Conclusión:</b></i> demasiadas espectativas, mal sabor de boca y poquísimo interés en volver a verla. <br />
<br />
<br />
<br /></div>
<br />
<br />Lau!http://www.blogger.com/profile/03603044973669121444noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8881188521969697192.post-30938090000315939492012-05-21T20:04:00.001+02:002012-08-20T13:30:19.701+02:00Capitulo 01. Grito<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
…Entonces el cuervo sobrevoló
las tierras de Toril, y sintió la libertad. Su alma se desenlazó del mundo y su
espíritu surcó los aires y los tiempos. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Lo físico se convirtió en
etéreo y la realidad pasó a ser un dibujo difuminado cuyo ojo avizor todo
alcanzaba.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Faerûn… Kara-Tur… Zakhara…
todos aquellos continentes no eran más que una mancha en la lejanía para el
ave, que los sobrevolaba en círculos una y otra vez… una y otra vez. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Nadie sabe cuánto tiempo
estuvo observando aquellas tierras, pero una noche, tras meditarlo mucho, bajó
en picado hacia el continente elegido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Voló entre las ciudades del
desierto de Calimshán, entre los bosques del Weldath y las aguas de las
Lunshaes. Viajó hacia el Gran Glaciar y quiso atravesar el Páramo sin Fin. Recorrió Mulhorand en busca de algo que solo
él sabía, atravesó los árboles de Amtar y recorrió el camino entre El Sheír y
Túrmish.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Nada lo complacía, nada lo
llenaba, nada le hacía sentirse de nuevo vivo. El aire que respiraba se calaba
hasta los huesos, sus pulmones aspiraron y expiraron tantas veces que olvidó
que aquello no era real, pues toda su carne, todas sus plumas, todo su ser
sentía el frío del viento, el calor del sol e incluso el dolor de un estómago
vacío. Nada lo tentaba, pero todo lo acongojaba.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En el transcurso de un solo
pestañeo, se encontró de bruces con una guerra entre Dioses. Todos, los que
conocía, aquellos de los que había oído hablar, incluso aquellos que existieron
y dejaron de existir, todos estaban allí en un belicismo puro que trastornó el
mundo, la paz y todo conocimiento. La crisis de los Avatares recorrió el
continente durante dekhanas, tiempo ínfimo ante aquellos ojos amarillentos que
observaban desde las alturas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El cuervo, pequeño y
desapercibido para los ojos de los Dioses, contempló el espectáculo deplorable
sin deseo alguno de entrometerse. Tan solo dejó al Dios supremo hacer. Tan sólo
dejó que pasase lo que debía suceder.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Entonces escuchó un llanto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Aquel débil y melancólico
sonido provenía de tierras lejanas. Del este. Tan al este, tan lejos, que tardó
años en llegar, y a pesar de volar raudo, cada día, cada noche, parecía que
estuviese más lejos de aquel llanto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y cuando creyó estar cerca…
cesó. No supo por qué, pero continuó batiendo sus alas, sobrevolado árboles,
claros y ciudades enteras. Una fuerza mayor que aquel sonido lo arrastraba
ahora, lo guiaba. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hacia el este… siempre hacia
el este.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Con el tiempo, llegó a una
ciudad. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Una pequeña de unos 1500
habitantes, cuyo recinto amurallado estaba repleto de casas de piedra con el
tejado de madera. Un bullicioso lugar en el que se intercambiaban mercancías y
su importancia había crecido tanto en los últimos tiempos que multitud de casas
se hallaban en plena construcción más allá de las murallas.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El interior era tan bullicioso
como un distrito de Aguas profundas y a todas horas había carros </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
yendo y viniendo a todas
partes.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El río, al que escuchó llamar
Arkhen, fluía por el interior de la ciudad y sus aguas frías y rápidas eran
utilizadas para el bien de la comunidad, tanto para el uso de un aserradero y
un molino, como para extraer peces de su cauce. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y navegando por él podían
verse embarcaciones pertenecientes a las personas que vivían en el barrio, la
zona más sofisticada y refinada de la ciudad.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero al cuervo aquello no lo
sedujo y alzó el vuelo. Fue entonces cuando vio un bosque. Tan frondoso y
salvaje que le fue casi imposible penetrar en él. Si hubiese sido hombre,
hubiese tenido claro que sólo hubiese podido entrar a pie, pues los
barranquillos y colinas lo hacían peligroso y traicionero. Podría haberse
marchado igual que hizo en otros lugares… pero una terrible e incontrolable
curiosidad lo arrastró al centro justo de aquel bosque.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sobrevoló los arbustos con
dificultad e hizo gala del camuflaje hasta llegar a su destino. Una arboleda,
pequeña , desapercibida y tranquila. Un consejo… un círculo… un hogar para los
suyos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se sintió en casa.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Escuchó una risa tenue al
entrar en aquella arboleda oculta en medio del bosque del Arkho, en tierra de
elfos, en tierra de Cormanthor. Y al atravesar el umbral de aquella tierra,
protegida por los druidas que la fundaron, su plumaje desapareció dando paso a
manos, piernas y carne, convirtiendose así en un hombre... en un semielfo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La melena rojiza fue lo
primero que se dintinguió de él en la arboleda, justo antes de que una criatura
cayese desde las alturas de uno de los árboles, corriendo hacia él y
abrazándole con fuerza. Apenas una chiquilla de unos diecinueve años, que había
heredado el rojo fuego como tono de pelo, y cuyo poder druídico fluía por su
sangre de forma que nunca antes había sucedido.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Encontró a Elhanar Hojaverde
sentada presidiendo un círculo. La líder siempre había sido alegre, siempre
escuchaba al resto y aceptaba las opiniones enfrentadas. Fuerte como un roble,
así la describían todos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
A Hojaparda saliendo de la
arboleda, dedicándole una última mirada a Elhanar. Amantes olvidados y perdidos
en un bosque tan frondoso que ni siquiera ellos mismos han sabido encontrarse.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y cuando la paz era lo único
que sentía, cuando el alivio de haber regresado a lo que sentía su hogar
palpitaba en todo su cuerpo, escuchó un grito extraño. Un grito que aullaba la
criatura más antigua y mágica de la arboleda. El Trent.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Robleviejo nunca, jamás había
despertado antes. Un suceso ancestral le robó la vida, haciéndolo descansar
eternamente. Pero aquella tarde despertó de su sueño profundo, solamente para
gritar y desgarrar el aire.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No hubo tregua, no hubo
batalla… ni siquiera hubo suceso. El semielfo se giró y tan sólo en esa
fracción de segundo encontró su hogar destruido. Los bosques del Arkho jamás
ardieron con tanta intensidad, los cuerpos de sus hermanos jamás sangraron de
tal forma, Robleviejo nunca había estado tan muerto y desnudo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Entre gritos, sollozos y
súplicas, el semielfo tomó de nuevo forma de ave y voló hacia las alturas. Sus
lágrimas crearon una lluvia torrencial que apagó los árboles ardientes. Y allá,
en la lejanía, pudo ver cómo varios carros arrastraban las ramas taladas del
Trent sagrado, así como a aquellos grandes guerreros que habían apresado con
vida.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Quiso volar hacia ellos, quiso
arrancarles los ojos, lenta y dolorosamente. Pero algo lo detuvo a escasos
metros. Una melena rojiza acompañado de un cuerpo de mujer, que salió de
aquella caravana, sonriendo satisfecha. Una chiquilla de ojos verdes que tiempo
atrás, cuando sólo era una niña, le había llamado Padre… su niña… su preciosa y
dulce criatura.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>- El tiempo no os favorece, debéis partir –
ella habló en la lengua de los hombres, una lengua que el cuervo desconocía
pero que entendió perfectamente.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Ven con nosotros.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Mi lugar es el bosque.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Este ya no es tu hogar.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Este no es el único bosque.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Les guiñó un ojo seductora y
contorneó su cuerpo, casi vendiéndose, mientras guardaba la gran suma de dinero
que había ganado. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> </i><i>- El trabajo está hecho.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El rojo fuego que emergió de
su cabello al girarse y enfrentar al cuervo, fue tan deslumbrante, tan intenso,
que el animal no pudo reaccionar hasta que el dardo se clavó entre sus ojos. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Un chiquillo retumbó en su
cabeza, una fuerza superior lo arrastró a un abismo, y en la oscuridad de la
nada el frío, la lluvia, el aire, el oxígeno desaparecieron para dar paso al
incienso y la paz.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En la oscuridad de la nada
abrió los ojos, blancos como el orbe lunar en su máximo esplendor, y esperó a
que recobrasen su color cobrizo, apenados.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Allí, en la protección de su
tienda, el semielfo miró al frente, dónde unos ojos mucho más asustados que los
suyos le miraban penetrantes. Él negó con la cabeza. Nunca había deseado ese
don… nunca había deseado las visiones… mucho menos cuando eran buscadas… mucho
menos cuando hablaban de su hija… pero aún menos cuando la misma visión se
repetía una y otra vez.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> </i><i>- Reizel… sabes lo que hay que hacer – el susurro
de la lengua silvana se escuchó en aquella tienda.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Sólo tiene diez años, Hojaverde… ni
siquiera sabes si sucederá realmente…</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¿Cuándo han fallado tus visiones? ¿Cuándo
has errado en alguna predicción? Yo responderé… nunca.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Sólo tiene diez años…</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Y quizá gracias a eso la salvemos. Quizá
en un mundo dónde no conozca la codicia se convierta en algo mejor que esa…</i> -
acalló sus palabras pues nada grato iba a decir. Reizel frunció el ceño y se
apretó la sien.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Fuera, se escuchó el chillido
juguetón de una niña pequeña, cuya melena rojiza estaba enmarañada y cuyas
ropas habían dejado de relucir por culpa de la tierra y las hojas que las
manchaban.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> </i><i>- No puedo pedirle a Missara que se la
lleve… no puedes pedirme que la eche… es mi hija…</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - No dejará de serlo, Reizel, pero debes
entender. El Gran Padre la protegerá en su seno, la convertirá en una gran
mujer, digna de regresar junto a nosotros. Cuando su mente inmadura haya
adquirido aquello de lo que ahora carece… aquello que evitará que sea
corrompida.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Hojaverde… por favor…</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Reizel… la decisión no debe debatirse. La
visión lo ha proclamado. La predicción está hecha.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¿Qué te hace pensar que no es exactamente
por esto por lo que acaba…?</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¿Traicionando a su pueblo? – Reizel señaló
fuera de la tienda.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - ¡Mírala, por los cielos! ¿Crees que ahí
fuera, sola, no será más fácilmente corrompible? </i>– Hojaverde guardó silencio
unos segundos, pensativa – <i>Piénsalo, por favor… no deseo restarte autoridad
pero… te lo suplico… es tan sólo una niña pequeña que apenas ha comenzado a
vivir… morirá ahí fuera antes de que nos demos cuenta</i> – la líder alzó una mano.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>- Es posible… quizá tengas razón, pero no
arriesgaré la seguridad de mi arboleda. Sé que es tu hija… y por eso no se irá
sola. Yo misma le entregaré un compañero que la protejera y velará por ella en
todo momento. Tu hija estará a salvo, te lo prometo. Hasta que cumpla veinte
años y pueda regresar.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> - Elhanar… de nuevo te suplico… </i>- ella alzó
una mano exigiendo silencio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El semielfo la miró
horrorizado, sabía cuales sería sus próximas palabras y no las deseaba, no
podría soportarlas. En la mirada de Hojaverde pudo ver la punzada de dolor,
ella tampoco deseaba hacerlo, pero era su obligación. Como líder y protectora. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cerró los ojos y separó los
labios… sentenciando.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i> </i><i>- Isazara debe irse.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
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